El cambio de isla realmente ha sido salir del carbón para caer en las brasas. El panorama es desolador, los concursantes desfallecen de hambre por las esquinas. Lo único que hay para llevarse a la boca básicamente son bígaros, lapas y caracolas con poca sustancia que arrancan trabajosamente de debajo de las rocas. Ni que decir que cada vez que pescan un pez que mida más de un palmo hay fiesta en la playa. Teniendo en cuenta esto, es compresible que si a la hora de comer el pescado, éste aparece podrido, el primer impulso no sea otros que agarrar al culpable de la faena y cocinarlo a la brasa.
Óscar lamentaba la pérdida del pescado que con tanta alegría había conseguido. Y todo porque alguien no había tenido la picardía de conservarlo en agua y alejado del sol despues de limpiarlo. "Nos hemos quedado sin cena porque el pescado no se ha metido en agua", repetía.
Culpas para Mireia
Beatriz Trapote se enteró de todo momentos después, de labios de María José. Consternada admitió que no sabía que esa era la mejor manera de conservar el pescado. Pero, tras el shock inicial, la Trapo trató de evadirse de la responsabilidad y colgarle a otra el Sambenito: "Yo los limpié y los eche a la olla, y Mireia los tapó", alegó en su defensa.
De poco sirvieron las excusas. La moyoría aceptó con resignación que iba a pasar un día, otro más, sin cenar algo consistente. "estamos, bajo minimos, se te puede olvidar cualquier cosa", comentaba Rafa Mora para quitarle hierro al asunto.
Pero Trapote no podía quitarse el asunto de la cabeza . Al anochecer la reportera sollozaba en soledad, momento que pueden ver en todo su patetismo en los minutos finales del de este miércoles. Así se justificaba ante las cámaras: "Me siento mal, me siento culpable. Yo ni tape la olla ni la puse en el lateral, pero qué hago ahora, ¿me pongo a buscar el culpable?... Ha sido un error de grupo y hay que asumirlo pero me fastidia y me disgusta... Lo único que puedo hacer es irme a pescar y coger otros dos pescados" resumen