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Aída fue condenada a volver a prisión por incumplir la condicional, pero no estaba dispuesta a pasar por el mismo infierno en el que había vivido durante tres años. Para evitar el regreso a prisión, su familia y sus amigos trazaron un plan de fuga perfecto con el que pretendían conseguir que Aída saliera del país y pudiera evitar la cárcel. Tras muchas adversidades, Aída consiguió librarse de la policía y subir a un avión que la llevaría a la libertad. Al conseguirlo y poder subir a un avión que la llevaría a Cuba, todos se llenaron de alegría, pero no pudieron evitar las lágrimas al ver como Aída tenía que marcharse lejos de ellos por segunda vez.
















