'Amores que duelen' revive el caso de Ucanca: palizas, un secuestro y 24 horas de protección policial

telecinco.es 21/02/2017 01:16

Hasta el pasado mes de abril la vida de Ucanca estuvo en riesgo extremo. Esa fue la evaluación que hizo la Policía cuando su expareja se dio a la fuga después de amenazarla de muerte. El Ministerio del Interior, a través de la policía, controla actualmente a más de 51.000 mujeres: a 30 de junio de 2016, 41.773 mujeres estaban monitorizadas tras denunciar violencia de género. Desde julio de 2007 cerca de 400.000 han sido protegidas y Ucanca es una de ellas.

Joel Louis Gilbert, la expareja de Ucanca era capaz de hacer cualquier cosa y así lo demostó en varias ocasiones. La primera agresión brutal sucedió a los tres meses. Él se había ganado el amor de Ucanca con sorpresas inesperadas, "se volcó mucho en que yo sonriera", asegura ella. Un claro ejemplo de idealización sobreestimada según la psicóloga Bárbara Zorrilla, experta en casos de violencia de género: "Sólo dejamos pasar lo positivo de la otra persona, lo que no nos gusta lo justificamos", explica. Tras conocer los problemas de adicción que sufría Joel, Ucanca sintió que podía ayudarle a superarlo y, a partir de ese momentó, centró en este problema los motivos de la agresividad de su maltratador.

La primera agresión llegó fruto de los celos, la desconfianza y un papel controlador por parte del agresor. Tras una larga noche fuera de casa, Joel volvió muy agresivo: "Subió totalmente descontrolado, esa actitud no la había visto nunca en él" afirma Ucanca. Con la puerta de uno de los muebles de la habitación le profirió un fuerte golpe en la cabeza y continuó con patadas y puñetazos. "Lo que menos me dolía eran las lesiones físicas, lo que me dolía era el alma" asegura Ucanca entre lágrimas.

Sólo han transcurrido 3 meses de relación y la vida de Ucanca y a ha estado en peligro. El sentimiento de idealización continúa presente en Ucanca y sigue fijando la causa de la violencia a la que es sometida en los problemas de adicción que tenía su maltratador. Así, Ucanca coge un avión a Bruselas para estar con él y ejercer de cuidadora. Esta segunda oportunidad no durará mucho: tras producirse una segunda agresión ella le denuncia y finalmente es detenido pero, al acogerse a su derecho de no declarar, el juicio se retrasa. En ese momento la prioridad es proteger a Ucanca y se pone una orden de alejamiento que él no tardará en incumplir.

Después de 10 días secuestrada Ucanca logra escapar hasta el consulado de España en Bruselas y allí le tramitan un salvoconducto para volver a la península. Una vez en España, Ucanca ratifica la denuncia pero no se trata de una más: por fin ha comprendido que la violencia de su pareja no es puntual sino planificada. Decide poner punto y final pero Joel Louis Gilbert no se lo va a poner fácil. Ucanca sabe que llegada la ocasión él está dispuesto a matarla y ese miedo la paraliza.

A pesar de todos sus esfuerzos lo que ha vivido Ucanca no ha sido una historia de amor si no un cumulo de exigencias, intimidación, desengaños y miedo, mucho miedo. Ahora sabe que una relación sana implica confianza, respeto y libertad.