Raquel Haro cuenta en ‘Desnudas por la vida’ que se enteró de su cáncer de mama “echando un quiqui” y cómo afrontó la enfermedad en mitad de su divorcio

En este programa de ‘Desnudas por la vida’ recibimos la visita de Raquel Haro, guionista y bloguera que cuenta su lucha contra el cáncer de mama. Con humor, Raquel cuenta que se enteró de que tenía cáncer “echando un quiqui” y que tuvo que luchar contra la enfermedad mientras se divorciaba del padre de su hijo y en mitad de la pandemia.

Raquel Haro, guionista y bloguera, cuenta que, en 2020, en medio de la pandemia y mientras se divorciaba del padre de su hijo, le diagnosticaron cáncer de mama.

Cuando Jesús Vázquez le pregunta por cómo se enteró de la enfermedad, Raquel cuenta, con humor, que fue “echando un quiqui”: “Imagínate la situación de estar con un chico, te toca el pecho, y yo observo que el chico me tocaba, pero ya sin pasión, como una exploración del ginecólogo. Entonces ya le dije “¿qué está pasando?” y me dijo que tenía un bulto”.

La guionista y bloguera también cuenta cómo le cambio la vida a partir del diagnóstico: “Te hacen primero una mamografía, una ecografía, y después vas a tu oncólogo. Me explicaba todo lo que tenía, y yo lo primero que pregunté fue: “¿me voy a quedar sin pelo?”.

Cuando las chicas de ‘Desnudas por la vida’ le preguntar por el final de su historia, Raquel las sorprende todavía más: “Si queréis saber como termina, tenéis que comprar mi libro. Primero escribí un blog, “Me falta una teta”, y se hizo bastante viral y luego me llamo una editorial importante para ver si quería escribir un libro”.

Raquel explica que su hijo también fue uno de sus apoyos fundamentales en la lucha contra el cáncer, desde el momento en el que se lo contó: “Yo cogí un día que ya no me quedaba mas remedio. Le senté y le dije “mama tiene la teta malita, me van a quitar una teta y me van a poner otra. Hay que hablar con el cirujano no sea que se despiste y en vez de ponerme otra teta me ponga una mano o lo que sea”.

Su hijo se lo tomó a risa por la manera en la que se lo contó y ella confiesa que lloró, porque llevaba mucho tiempo que quería contárselo y no se atrevía. Además, defiende que siempre hay que contar a los hijos lo que está pasando: “Utilizando palabras que él pueda entender, pero siempre hay que contárselo”.

Otro momento muy bonito de Raquel con su hijo fue después de la mastectomía. “Yo no me atrevía a quitarme las vendas, y mi mejor amiga me dijo “venga, que voy a tu casa y te ayudo a quitarte las vendas”. Yo cerré los ojos porque no quería ver mi cuerpo mutilado, pero cuando me vio mi hijo dijo “tienes un cuerpo pirata” y desde entonces intento referirme a mi cuerpo como pirata”.