Son las seis de la mañana y los últimos clubs de la capital cierran sus puertas en Madrid. A esa misma hora, un local muy cercano abre las suyas y hay hasta tres personas controlando el acceso. Se trata de un club de fumadores que funciona en realidad como un 'after' clandestino. En su interior, piden el DNI para acreditarse y un "donativo" de 25 euros para ser socio del club.
Ya en el interior, el equipo del programa graba a tres Dj y dos gogos que bailan sobre un escenario. En el local no hay tickets, ni facturas y las copas se entregan en las barras por unas cartulinas donde no pone nada. El aforo es de 500 personas por lo que el club podría facturar 12.500 euros por noche, como mínimo.
A la salida del local, el equipo del programa se dirige a otros dos conocidos 'after' clandestinos de la noche madrileña. Para entrar en el primero hay que pasar dos puertas que aislan el ruido. Se trata de una pequeña sala que cuenta con dos baños en la planta de abajo. A las 08.30 de la mañana, los periodistas infiltrados visitan un último 'after', que abre hasta las 11:30 horas. Para entrar solo hay que pagar 10 euros. En su interior hay unas 70 personas. Dentro hay dos pequeñas pistas de baile insonorizadas y una sola barra con un camarero. Entre las restricciones que cuelgan detrás de la barra hay una que llama la atención: está prohibido bailar. Los camellos se te presentan en el local y en los baños los jóvenes entran de dos en dos o de tres en tres.
De vuelta al particular club privado de fumadores, los reporteros graban una redada policial realizada de forma conjunta por la policía nacional y la policía local de Madrid. Casi una decena de policías de paisano pide la documentación a los trabajadores y los clientes del local. Los primeros, aseguran que son "colaboradores" y que trabajan gratis. Ese día, el club de fumadores cierra a las 11 de la mañana, una hora antes de lo previsto. A la salida, los periodistas descubren que la fiesta continúa hasta las 4 de la tarde en otro 'after' clandestino de la capital.