La conversación que Pedro grabó para confirmar la infidelidad de su mujer y Ardines

telecinco.es 25/02/2019 11:57

“Menos mal que nadie sospecha de nosotros, a ver si seguimos así”. Esas palabras fueron grabadas por Pedro Luis Nieva, el presunto autor intelectual del asesinato de Javier Ardines. El principal detenido dejó su teléfono móvil grabando mientras usaba el pretexto de ir al baño durante una comida con su mujer y Javier Ardines. Posteriormente, envió ese audio a la hija del concejal de Izquierda Unida, quien se lo entregó a la Guardia Civil tres días después del crimen.

El presunto idilio entre Javier Ardines y la prima de su mujer habría empezado 30 años atrás, pero eso el detenido por inducir el crimen no lo sabía y se ha enterado por la jueza que instruye el caso. Pedro pensaba que la relación amorosa era reciente y empezó a sospechar por los viajes de su pareja sola a su casa de Belmonte de Pría, próxima a Llanes y a escasos metros de la casa de Ardines.

En diciembre de 2017, durante una comida con el concejal, Pedro se fue al baño y dejó su teléfono grabando debajo de una servilleta. La conversación entre los primos políticos dejaba al descubierto la verdad sobre su relación, algo que la mujer le había negado en varias ocasiones.

Los celos se apoderaron de Pedro Nieva y empezó a urdir su plan de venganza que ejecutó con la ayuda de unos sicarios. Ante la jueza, la mujer del principal sospechoso confesó que comenzó su relación con Ardines hace tres décadas, cuando ella era menor de edad. Según explica la periodista Mayka Navarro, el presunto autor intelectual del crimen de Ardines se enteró de esto por la jueza y rompió a llorar durante su declaración.

La declaración del sicario a la jueza

Tras su detención, Pedro confesó que había contratado el servicio de dos sicarios argelinos, pero que su intención era "dar un susto" a Ardines, no acabar con su vida. Uno de estos sicarios fue detenido en Amorebieta (el segundo sigue detenido en Suiza a la espera de que lo extraditen para su juicio en España). En su declaración a la jueza, este sicario confesó que habría cobrado 25.000 euros, pero su versión coincide con la del presunto autor intelectual al asegurar que tras la brutal paliza pensaban que Ardines seguía con vida.

"Yo llevaba un palo en la mano y mi compañero un bate, yo intentaba darle en las piernas para tirarle, pero mi compañero sí que le dio un golpe fuerte que le hizo caer al suelo. Siempre pensé que lo dejamos vivo, se trataba de darle un susto", relata.