Desde 2014 la ley impide a la hostelería el uso de aceiteras rellenables. Durante estos tres años no todos los establecimientos han cumplido con la normativa y algunos incluso manipulan las botellas reglamentarias para poder rellenarlas con aceite de 'garrafón'. Parte de este incumplimiento deriva del alto precio que ofrece en la actualidad el 'oro líquido' de España.