Los hosteleros estallan contra la extinción de los chiringuitos en Baleares: "¡No pueden decir que nos estamos cargando el entorno!"

  • El Govern no renueva la concesión de varias terrazas para proteger el entorno y el ecosistema de las playas, tan solo dejan utilizar los interiores de estos establecimientos

  • "Cuando antes eran todo terrazas ahora nos las quitan, cuando parecía que levantábamos cabeza, no tiene sentido"

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El dueño de un chiringuitos en Palma de Mallorca explica el problema que suponen la prohibición de las terrazas en 'El programa de Ana Rosa'. Algunas playas de Mallorca se verán más vacías sin las terrazas de sus chiringuitos. Varios ayuntamientos se posicionan contra el Govern y la demarcación de costas, que quieren eliminar estos establecimientos.

El Govern no renueva la concesión de varias terrazas para proteger el entorno y el ecosistema de las playas, tan solo dejan utilizar los interiores de estos establecimientos. Jaume Perelló, dueño del restaurante Can Gavella en la playa de Muro, explica lo que ha supuesto la prohibición para su negocio durante la Semana Santa: "De pena, la gente viene a comer en la arena con estas vistas, no para comer de cara a la pared".

Por otro lado, el hostelero comenta si tanto los turistas como los chiringuitos se encargan de alguna manera de preservar la zona en la que se encuentran: "Por supuesto, llevamos aquí desde hace 60 años y, evidentemente, cuidamos este entorno, sino no estaría como está". Además, el hombre añade: "Es de las pocas zonas en las que no ha habido una expansión urbanística como en el resto de la isla".

"No pueden decir que aquí nos estamos cargando el entorno", se queja el hostelero. Después de dos años muy duros para el sector a causa de la pandemia, estos negocios ven obstaculizada su recuperación: "Es un batacazo, nos vamos adaptando a la nueva normativa, y cuando antes eran todo terrazas ahora nos las quitan, cuando parecía que levantábamos cabeza, no tiene sentido".

"Tenemos 35 puestos de trabajo en este local que no podremos coger, tengo 15 fijos discontinuos y al final solo se han incorporado 8 para Semana Santa", señala el hombre. Además, confiesa sobre el duro trago de despedir a sus empleados: "Tengo 12 trabajadores que el uno de mayo les tengo que llamar porque ya no tengo trabajo para todos...".