Familia Real Británica

Buckingham se queda sin rey: por qué Guillermo y Kate Middleton se niegan a vivir en palacio y su semejanza con Felipe y Letizia

El príncipe Guillermo y Kate Middleton el pasado 29 de abril. Cordon Press
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El príncipe Guillermo y Kate Middleton ya han tomado una decisión firme: cuando llegue su momento en el trono, no se mudarán a Buckingham Palace. El lugar que durante generaciones fue el epicentro de la monarquía británica será, cada vez más, un museo que recibe turistas y celebra recepciones de Estado, pero no un hogar familiar. Buckingham se queda sin rey.

En su lugar, los príncipes de Gales han apostado por Forest Lodge, una histórica mansión ubicada en Windsor Great Park, rodeada de campo y en un discreto segundo plano. La mudanza está prevista para finales de este año y no será un paso temporal: los futuros reyes de Reino Unido quieren que este lugar se convierta en su "hogar para siempre", tal y como ha señalado una fuente a 'The Sun'.

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Forest Lodge, valorado en unos 21 millones de dólares, cuenta con ocho dormitorios, seis baños, pista de tenis, salón de baile y espectaculares ventanales. Lo más llamativo es que no estará financiado con dinero público: la pareja cubrirá de su bolsillo toda la reforma. Un gesto que subraya su voluntad de modernizar la institución, alineándose con los valores de austeridad y cercanía que ambos quieren proyectar.

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Buckingham Palace: de residencia real a museo

El futuro de Buckingham es otro. Desde 2017, el palacio está en medio de una reforma colosal de 10 años, con un coste estimado en 369 millones de libras, y se espera que las obras concluyan en 2027. Cuando esto ocurra, el edificio reabrirá sus Salas de Estado al público, consolidando su papel como espacio ceremonial y turístico.

La decisión de Guillermo de no mudarse implica que Buckingham dejará de ser una residencia familiar. Tal como ya ha ocurrido con el rey Carlos III, que optó por vivir en Clarence House, está destinado a ser un museo de facto, además de la sede administrativa de la Corona británica y el escenario de grandes actos de Estado, como recepciones diplomáticas o celebraciones oficiales.

Una decisión alineada a la de Felipe VI y Letizia

Esta transformación no es exclusiva de la monarquía británica. En España, Felipe VI y la reina Letizia también rompieron con la tradición al rechazar el Palacio Real de Madrid como residencia personal. Desde el inicio de su reinado, han vivido en el Palacio de la Zarzuela, en concreto, en el Pabellón del Príncipe, una residencia mucho más modesta y práctica situada a las afueras de la capital.

El Palacio Real madrileño, al igual que Buckingham, ha quedado relegado al protocolo: recepciones, visitas de Estado, ceremonias solemnes y poco más. La decisión de Felipe y Letizia respondió a un deseo de vida más discreta y familiar, alejada de la ostentación que suponía residir en uno de los edificios más fastuosos de Europa.

El paralelismo es evidente: así como el Palacio Real quedó vacío de reyes, Buckingham se encamina al mismo destino. Ambos edificios comparten ahora la misma función: ser símbolos institucionales y atracciones turísticas, no hogares.

Forest Lodge será, en ese sentido, el equivalente británico de la Zarzuela: un lugar de vida íntima, mientras Buckingham y el Palacio Real escenarios de representación pública.