Susana Díaz cuenta emocionada la única petición que le hizo su padre antes de morir: "No quería fallarle"
La política sevillana protagoniza una nueva entrega de 'Madres: desde el corazón', programa de Mediaset Infinity
Susana Díaz habla de su maternidad tardía en primera línea de la política, el próximo lunes en 'Madres: desde el corazón', en Mediaset Infinity
Susana Díaz se ha sincerado como nunca sobre su vida privada en una nueva entrega de 'Madres: desde el corazón', programa de Mediaset Infinity presentado por Cruz Sánchez de Lara.
La política sevillana y expresidenta de la Junta de Andalucía no ha dudado en abrirse en canal acerca de su faceta como madre tras dar a luz hace diez años a su primogénito, José, y hace cinco a la benjamina de la familia, Rocío. Pero también ha confesado cómo vivió el fallecimiento de su padre en 2023, marcando uno de los episodios más duros de su última década.
Pepe Díaz perdía la vida en marzo de 2023 tras una enfermedad. El padre de la senadora del PSOE trabajaba en el Parque Móvil del Ayuntamiento de Sevilla como fontanero y había sido uno de los grandes apoyos de Susana durante su carrera política. De hecho, se dejó ver en varios mítines, acompañando a su hija en los momentos más importantes de su trayectoria.
"Fue una enfermedad rápida que todavía hoy no logramos entender bien cómo fue, pero los últimos tres meses yo me los pasé yendo por las noches a dormir al hospital y viniéndome a Madrid por las mañanas, pensando que salíamos, y no salimos", narra ahora Susana en el espacio de Mediaset Infinity.
Tal y como explica, su progenitor era "el pilar de nuestra casa" pese a que su madre "hacía un esfuerzo ingente". "El vacío ha costado, mi hija sigue hablando de él", cuenta. Y es que, para ella, "cada día que estaba como presidenta no quería fallarle, no quería un lamparón".
La única petición que le hizo su padre
Desde que Díaz se adentró en el mundo de la política, su padre le dejó claro la única petición que quería que cumpliera: "Que nunca tuviera que agachar la cabeza, porque a él nadie le había regalado nada", explica. Y "nunca" lo hizo.
"Él era un trabajador que estaba harto de trabajar y que no quería que por el bar nadie lo señalara. Me decía: 'Susana, por Dios, solo te pido que no tenga yo que agachar la cabeza'. Y se fue con ese orgullo", indica.
Al principio, a su padre "no le agradó" que se dedicara a la política, "porque él venía de esa generación de la España en blanco y negro, donde en las casas no se hablaba de política, y había antecedentes, sobre todo en la familia de mi madre, y por eso no le gustó que me afiliara", revela.
Pero todo cambió cuando llegó al Palacio de San Telmo. "Ya se sintió orgulloso cuando llegué a ser concejala de Sevilla, porque él era fontanero del Ayuntamiento, y yo acabé siendo la jefa de mi padre. Para él y para todos los obreros que había allí, yo era la hija de Pepe y la nieta de Campo, que mi abuelo también era fontanero hacía medio siglo en el Ayuntamiento. Y ya después cuando llegué a presidenta pues para mi padre imagínate el orgullo, pero siempre marcándome el camino", sentencia.