Opinión

¿Están muy caros los tomates o eso que está caro no son tomates?

¿Por qué el tomate cada vez sabe menos pero está más caro?
¿Por qué el tomate cada vez sabe menos pero está más caro?. Getty Images
  • Durante años nos hemos cansado de decir que los tomates no saben a nada, mientras que su precio no para de subir

  • El tomate se cultiva por toda España, pero compramos más toneladas a otros países de las que vendemos fuera

  • El tomate se ha encarecido como tantos otros alimentos, principalmente a causa del intermediario

Compartir

Llevamos más de una década diciendo que los tomates no saben. El mismo tiempo que los agricultores, los buenos campesinos (no las multinacionales del cultivo intensivo que recolectan en verde, almacenan en frío y especulan con los precios), los trabajadores y cooperativas rurales, decía, llevan contestándonos que el tomate, como cualquier alimento natural, es un producto de temporada. Depende de sus meses (de mayo o julio, a octubre, normalmente), de la variedad, las plagas, las labranzas, y los azares de la naturaleza.  

Ahora, aparte de quejarnos del sinsabor de un tomate de supermercado en febrero, también protestamos por el precio: nos parece caro. En un paseo por cualquier ciudad podemos encontrar tomates desde 1,5 euros hasta 8 euros el kilo, si presume de ecológico en una tienda pija. Observamos muchas variedades, de las cuales desconocemos normalmente su nombre, más allá del cherry, el tomate 'de ensalada' o el kumato, alineado en soporte de cartón y embolsado. Pero, en realidad, no podemos asignarles un sabor concreto. Cuando pensamos en 'tomate', nuestra mente recrea un sabor genérico.

PUEDE INTERESARTE

Vamos a elaborar una breve guía para entender nuestra ignorancia colectiva alrededor de la hortaliza que más nos chifla (junto a la patata), pero que alberga una paradoja: zampamos 11,2 kilos de tomate por persona al año, según el Informe 'Consumo Alimentario en España', del Ministerio de Agricultura. Sin embargo, desde 2015 hemos dejado de comer 2,6 kilos. ¿Tiene la culpa el precio? ¿El sabor? Intentemos entender las incongruencias tomateras. 

PUEDE INTERESARTE

1. Dónde se cultiva el tomate en España 

El tomate para consumo en fresco se cultiva en todo el país, pero, sobre todo, en Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana, Catalunya y Canarias. Existe, no obstante, otra variante muy importante que quizá desconoces: el cultivo destinado a la industria: cerca de tres cuartos en Extremadura, 12% en el valle de Ebro (Navarra, Rioja y Aragón), 10% en Andalucía, y el resto, en Toledo, Murcia, Valencia o el delta de Ebro. Todo, datos del ministerio.

2. Tomate de aquí y tomate de fuera 

No todo el tomate que compras es español, claro. En las importaciones nuestro principal proveedor es Marruecos. Y en las exportaciones, nuestro gran cliente es Alemania. El último informe ministerial, señala que “las exportaciones han aumentado un 5,2% en valor y un 9,4% las importaciones”. Pero al comparar por toneladas en lugar de por dinero, los porcentajes son -11,9% las exportaciones y 1,9% las importaciones. Ganamos pasta con ambas, pero compramos más toneladas que vendemos. Da para otra reflexión. 

PUEDE INTERESARTE

Paradójicamente, España produce 3,6 veces más tomate que Marruecos y 5,4 veces más que Holanda. ¿A qué viene Holanda? Pues porque nos vende también, y porque utiliza técnicas como la calefacción y las luces artificiales para producir tomates en invierno, que conviven en la oferta con variedades nacionales del Mediterráneo, por ejemplo, que sí pueden cultivarse de forma natural durante estos meses. Igual algo tiene que ver la diferencia de sabor. 

Tomate

3. ¿Más caro? 

Entremos al precio. Antes de nada: ¿qué consideras caro en un alimento? ¿Cuatro euros por un kilo de tomates ricos? Pongamos referencias: una lata de Coca Cola cuesta, en un supermercado, un euro. Una pizza congelada de la marca de un doctor alemán, cuatro euros. Un kilo de pollo, 4 euros. Un kilo de gominolas a granel, unos 10 euros. 

Dicho esto, o el valor personal que asignamos a las cosas, el tomate se ha encarecido como tantos otros alimentos, productos y servicios, como el aceite, la vivienda y las ortodoncias. En este sector, a causa principalmente del intermediario. Veamos datos del Observatorio de Precios y Mercados de la Junta de Andalucía: 

En la campaña 2022/2023, el agricultor percibió de media por sus tomates 1,02 euros por kilo. Al llegar al mercado, ese precio ascendió a 1,61 euros, un 57,8% más. Y cuando llegó al consumidor, este lo pagó de media a 2,24 euros el kilo.  

En la siguiente campaña, 2023/2024, el agricultor cobró menos, 0,85 euros por kilo. Pero el consumidor pagó casi lo mismo, 2,21 euros. El porcentaje entre uno y otro, un 119’6%.  

Sindicatos como COAG extienden estas cifras a toda España, y afirman que el agricultor llega a cobrar 0,29 euros. Igual el problema no es el precio final, sino cómo, sin saberlo, colaboramos con una economía que explota al campesino.  

¿Cómo saber que compras bien y bueno? Busca una huerta local cercana, o un colmado que te informe de su proveedor. András Hadju, que lleva junto a María Leal Huerta Tarruco en Cantabria que cultiva más de 50 vegetales de forma ecológica y que me ha orientado en muchos aspectos de este reportaje, solo trabaja el tomate de variedad Jack para ensalada, y el cherry. “Lo vendemos lo que dura la temporada, a 4,5 y 6 euros el kilo cada variedad”. ¿Eso te parece caro? Eso es gloria en la boca, amigos y amigas, tomates de verdad, de salivar, alimentos naturales, como los que ofrece cualquier agricultor de verdad que trabaja la tierra con calma.

Hay más de 10.000 variedades de tomate

4. Las variedades más apreciadas 

Estas son las variedades más apreciadas por los gastrónomos que hemos consultado. Busca tus preferidas, y añádelas a la lista:  

  • Rosa de Barbastro
  • Corazón de buey
  • Canario
  • Marglobe
  • Pera
  • Montserrat o Monterrosa
  • Pezón de Venus

Suscríbete a la newsletter de Gastro y te contamos las noticias en tu mail.