La vitamina que regula tu sangre, protege tus huesos y casi nadie conoce
La vitamina K, en silencio, cumple una serie de funciones vitales para la salud
Se trata de un nutriente esencial para evitar hemorragias, así como para una mineralización ósea adecuada e impedir la calcificación arterial
¿En qué tipo de alimentos se encuentra presente esta vitamina?
Durante años, la vitamina K ha sido tratada como una figura secundaria a la teatro de los nutrientes esenciales. Mientras que la vitamina C o la D son las que acaparan titulares, la K, en silencio, cumple una serie de funciones vitales para la salud que van mucho más allá de su papel más conocido: la coagulación sanguínea. Sin embargo, los últimos estudios y análisis científicos están contribuyendo a sacar esta vitamina de las sombras y a revalorizar su importancia en áreas tan críticas como la salud ósea, cardiovascular y, potencialmente, en la prevención del deterioro cognitivo y de ciertos tipos de cáncer.
Según un reciente informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la vitamina K, liposoluble y con dos variantes principales —K1 (filoquinona) y K2 (menaquinona)—, es un nutriente esencial no solo para evitar hemorragias, sino también para una mineralización ósea adecuada y para impedir la calcificación arterial. En otras palabras: contribuye a que el calcio vaya donde debe ir —es decir, los huesos— y no donde no debe —a las arterias—.
Dos formas, múltiples funciones
La K1 es la más abundante en la dieta occidental y se encuentra sobre todo en vegetales de hoja verde como espinacas, col rizada, acelgas, brócoli o lechuga. También está presente, aunque en menor medida, en frutas como el kiwi, las uvas o los arándanos. Por su parte, la K2 se obtiene principalmente de alimentos fermentados (como el natto japonés), yema de huevo, quesos curados, mantequilla y carnes rojas.
Ambas formas cumplen funciones complementarias. Mientras la K1 participa activamente en la síntesis de factores de coagulación en el hígado, la K2 desempeña un papel importante en la regulación del metabolismo óseo y vascular. Esta última forma es, de hecho, objeto creciente de estudio por su potencial para reducir el riesgo de fracturas en personas mayores y mejorar la salud arterial, como indica el Instituto Nacional de Salud de EE.UU.
¿Cuánta vitamina K necesitamos?
Las necesidades diarias varían en función de la edad, el sexo y otros factores como el embarazo o la lactancia. En general, la recomendación para adultos es de unos 90 microgramos al día para mujeres y 120 microgramos para hombres. Se trata de una cantidad que se alcanza con cierta facilidad si se lleva una dieta rica en vegetales y productos frescos.
No obstante, la OCU advierte de una posible infraestimación del consumo de K2 en las dietas occidentales, debido a la menor ingesta de alimentos fermentados y grasas animales de calidad. También señala que ciertas condiciones médicas, como problemas hepáticos o intestinales, pueden dificultar la absorción de esta vitamina.
Interacciones y precauciones
Uno de los puntos críticos que subraya la OCU en su informe es la interacción entre la vitamina K y los medicamentos anticoagulantes como la warfarina. En estos casos, un incremento abrupto en la ingesta de vitamina K puede contrarrestar los efectos del tratamiento. Por eso, las personas que toman este tipo de fármacos deben mantener una ingesta estable y supervisada por profesionales médicos.
Asimismo, algunos antibióticos y tratamientos prolongados con ciertos fármacos pueden afectar la síntesis de vitamina K por la flora intestinal, lo que podría justificar la suplementación en casos específicos, aunque esta debe estar siempre prescrita por un profesional sanitario.
Por otra parte, y pese al auge del mercado de complementos alimenticios, la mayoría de la población no necesita tomar vitamina K en forma de pastilla. Una dieta variada, con abundancia de hojas verdes y productos frescos, es más que suficiente para cubrir los requerimientos diarios. No obstante, la K2 está siendo estudiada como suplemento potencial en casos concretos de osteoporosis o calcificación arterial, aunque todavía falta evidencia concluyente y su uso debe estar justificado clínicamente.
Una aliada invisible
La vitamina K sigue siendo, para muchos, una desconocida. Pero su relevancia en la salud ósea, cardiovascular y en procesos como la coagulación o el envejecimiento celular la convierten en un micronutriente clave. No hace falta demonizar los pedidos de comida rápida o seguir dietas milagro para cuidarse: basta con redescubrir el valor de las verduras, los fermentados, el equilibrio. En la sencillez de una ensalada bien compuesta o en un plato de verduras de temporada puede estar el secreto de una salud más sólida y duradera.
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