¿Qué está comiendo tu hijo cuando pide un helado de hielo?

¿De qué están hechos los polos de hielo?. Getty Images
  • ¿De qué están hechos los polos o helados de hielo que tanto gustan a los más pequeños?

  • No tienen mucho tipo de interés nutricional. ¿Cada cuánto es recomendable comerlos?

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Hay cosas que no cambian. Una de ellas es el repertorio de frases recurrentes que los mayores le dicen a los pequeños en torno a la comida: “no comas tan rápido que te va a sentar mal” o “cómetelo todo, que estás creciendo”. En esta lista podemos incluir también aquella de “no comas helados de hielo, que no alimentan”.  

Este tipo de helados siempre ha tenido cierta mala fama. Se supone que, al estar hechos solo de hielo y poco más, son poco interesantes y no aportan nutrientes. Pero, ¿realmente es así?

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Es importante leer la lista de ingredientes 

Para conocer la composición de este tipo de helados, basta con leer la lista de ingredientes, que debe mostrarse obligatoriamente en la etiqueta. Conviene saber además, que estos deben mostrarse en orden, según su importancia en el producto. Es decir, los que figuran en primer lugar son los mayoritarios, mientras que los que ocupan las últimas posiciones son los que se encuentran en menor cantidad. Así podremos hacernos una ligera idea de su proporción.  

Otra cosa que debemos tener en cuenta es que la composición de estos productos puede ser notablemente diferente según el modelo o la marca; por ejemplo, algunos contienen más cantidad de azúcar que otros, o bien, ingredientes adicionales, como cacao. Esto hace que sea especialmente importante consultar la lista de ingredientes para evaluar cada caso concreto.  

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¿De qué están hechos? 

Como acabamos de comentar, puede haber notables diferencias entre ellos, pero a grandes rasgos, están elaborados básicamente a partir de agua y azúcar. Así que, en ese sentido, ninguna sorpresa. 

Pero claro, ahí no queda la cosa. Si no, estaríamos hablando simplemente de hielo dulce. Para lograr las características organolépticas que tiene un helado de este tipo (aspecto, olor, sabor, etc.) se emplean además otros ingredientes. Entre los más habituales encontramos los siguientes:  

  • Jarabes de glucosa o de fructosa: un jarabe es una mezcla espesa de agua con algún tipo de azúcar. En el caso de los helados su uso es habitual porque cumplen una importante función: consiguen que durante la congelación no se formen cristales de hielo de gran tamaño, lo que daría como resultado un helado con una textura granulosa. De este modo se logra que la textura sea fina y uniforme. 
  • Estabilizantes: se emplean para evitar que los ingredientes se separen. Imaginemos por ejemplo que mezclamos agua con zumo de limón y azúcar y dejamos la mezcla reposando en el congelador para esperar a que se forme el helado. Durante ese tiempo, parte de los ingredientes se separarían; por ejemplo, el zumo de limón quedaría en la parte superior, sobre el agua, y el azúcar en el fondo del envase. Añadiendo estabilizantes, como goma guar o pectinas, se consigue que todos los ingredientes permanezcan bien mezclados. Concretamente estos dos compuestos son de origen vegetal: la goma guar se obtiene a partir de la vaina de una planta, mientras que la pectina está presente por ejemplo en la piel de los cítricos.  

Un mundo de sabores y colores 

Si hay algo que caracteriza a estos helados es su aspecto: suelen tener colores vivos que llaman mucho la atención y que además dan idea del sabor que vamos a encontrar; por ejemplo, amarillo para el limón, rojo para la fresa, naranja para la naranja… Como podemos imaginar, esto se consigue a base de colorantes.  

Como se trata de alimentos que suelen ser consumidos por el público infantil y los colorantes suelen tener mala fama, hace años que se utilizan sustancias con mejor imagen. Así, en lugar de emplear colorantes sintéticos, muchas empresas utilizan colorantes de origen natural, como curcumina o concentrados de frutas. Estos últimos también se utilizan, junto con los aromas, para aportar sabor.  

¿Qué aporta un helado de hielo? 

Si nos fijamos en la información nutricional, veremos que un helado de hielo aporta pocos nutrientes: no contiene proteínas, ni grasas, ni fibra… Lo único destacable es el aporte de azúcares, que suele rondar el 20%. Es decir, se trata de una cantidad considerable. Todo esto implica además que su aporte calórico es bastante bajo, sobre todo en comparación con helados de otro tipo.  

En definitiva, se trata de un producto que no supone preocupación desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, pero que no tiene interés desde el punto de vista nutricional. Así que es verdad que “no alimenta”. Pero es importante tener en cuenta que no comemos helados para nutrirnos, sino por el mero hecho de disfrutarlos. Eso sí, conviene destinarlos a un consumo puntual.