Martín Berasategui, sobre su truco para conseguir las mejores patatas fritas: "Nos avisará"

Martín Berasategui y su truco para saber cuándo está el aceite para freír. Martín Berasategui
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Hacer unas buenas patatas fritas no siempre es fácil porque puede que te queden demasiado blandas o que, buscando el punto crujiente, se te pasen más de la cuenta. Por eso hay que tener en cuenta muchas cosas, desde la variedad de patata que se escoge para freír, hasta el punto en el que está, o el aceite y su temperatura antes de echarlas a freír. Un proceso sencillo, pero complejo, para el que hasta los mejores chefs tienen sus propios trucos.

¿Cómo saber si el aceite está?

La temperatura del aceite antes de echar la primera patata siempre es importante, por eso hasta el propio Martín Berasategui, con 12 estrellas Michelin, tiene su propio truco para saber si está en el punto ideal o no, uno que probablemente se haga en muchos hogares porque ha ido pasando de generación en generación.

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En uno de sus vídeos de Youtube el afamado chef mostraba cómo hace él las patatas fritas, que para su gusto son algo que nunca falla en la mesa y que a poca gente no le gusta, por eso nunca está de más darse un capricho y hacérselas.

El chef aconseja siempre cortarlas en bastoncitos y reservarlas en agua fría con sal para que se les vaya el exceso de almidón, aunque antes de echarlas a freír las seca con un paño o papel de cocina para que no salpiquen al entrar en contacto con el aceite. No obstante, también tiene un truco con el que se reserva para ponerlas en la sartén en el momento perfecto.

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“Un chivato bueno cuando vais a hacer una fritura es la miga del pan. La echamos en el aceite y nos avisará cuando el este esté humeante”, explica el cocinero sobre este consejo para echar a freír las cosas siempre cuando el aceite se encuentra en su punto caliente idóneo.

Así las cocina Berasategui

En el momento en el que el pan le avisa de que el aceite está, Berasategui sube un poco la potencia del fuego y empieza a añadir las patatas en la sartén hasta que se cocinan bien por dentro y por fuera están perfectamente crujientes.

Una vez listas, las saca y las pasa por papel de cocina para que no queden demasiado aceitosas. Solo queda echarles sal al gusto e hincarle el diente, ya sea solas o acompañando el plato que más te guste, pero con las patatas echas en su punto exacto gracias al truco de la miga de pan.