Cómo degustar la ginebra como un auténtico experto

Aprender más sobre lo que comemos o bebemos puede requerir un poco de trabajo, pero es un placer hacerlo
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En gastronomía, hay muchas maneras de disfrutar de algo que nos gusta. Una de ellas es comerlo sin más, aprovechar cuando salimos para pedirlo y descubrir en qué lugar de la ciudad lo hacen o preparan mejor. Otra es aprender a hacerlo nosotros mismos, de este modo podremos tomarlo siempre que nos apetezca, aunque alcanzar el nivel que tanto nos gusta puede llevar varios intentos.
Algunas personas disfrutan los alimentos y no le dan demasiadas vueltas, sencillamente lo comen con gusto. Otras quieren saber más, todos los ingredientes que lleva, por qué le añaden este y no otro, qué pasaría si, efectivamente, se le añadiera otro distinto… pasa algo parecido con las bebidas, para algunos poder tomarla y sentir que es de su agrado es suficiente, otros quieren ser capaces de poder captar los matices, esas notas sutiles que hacen que cada preparación sea única.
La práctica es clave para poder alcanzar ese nivel de conocimiento, pero debe ser una práctica dirigida, ligeramente estudiada y, generalmente, con el apoyo de alguien que ya haya transitado el camino y pueda confirmar que todos esos matices que estamos captando existen realmente y no son fruto de nuestra imaginación. Por supuesto, la opción autodidacta también existe, pero siempre parece más entretenido compartir la experiencia.
Este nivel de conocimiento extra puede conseguirse a través de cursos, talleres y, por supuesto, catas. La teoría es importante para conocer qué llevan nuestras bebidas preferidas, pero si no se prueban, esas diferencias no serán perceptibles, por eso aprender a degustar es clave, porque es a través de estos métodos como se puede disfrutar de una bebida en toda su esencia, más allá de un ‘me gusta’ o ‘no me gusta’.
A base de degustaciones y catas se van captando cada vez más matices, se buscan detalles cada vez más nimios y se alcanza un conocimiento mayor, aprendiendo en el camino mucho más sobre la bebida, pero también sobre nosotros mismos. Ciertas notas que se repiten y que hacen que ese tipo de bebida nos guste más o nos guste menos, datos que en ocasiones podemos extrapolar a otros aspectos de la vida o de la gastronomía.
Cada bebida tiene sus ritmos, sus normas a la hora de degustarla (que no es lo mismo que probarla) y la ginebra no es una excepción, hay ciertos pasos que son clave para que nada se nos pase por alto.

Cómo degustar la ginebra en 5 pasos
De un tiempo a esta parte, la ginebra ha experimentado un resurgir, cada vez son más las innovaciones que se prueban en la elaboración de esta bebida, cuya esencia son las bayas de enebro. Es una bebida que existe desde hace muchos años, tantos que en origen se empleaba de manera medicinal, actualmente es una bebida recreativa que, como todas las bebidas alcohólicas, conviene tomar con moderación.
Es habitual que cada cual elabore la ginebra siguiendo su propia receta, incluyendo productos botánicos diferentes, que pueden ir desde las semillas de cilantro a las cáscaras de cítricos, pasando por especias como la canela, el jengibre o la nuez moscada. Aprender a degustarla puede ayudarnos a ser capaces de captar todos esos matices, que en ocasiones pueden llegar a pasar desapercibidos.
Para poder hacer una cata de ginebras es una buena idea escoger un lugar libre de olores fuertes, porque eso podría cambiar la experiencia de la degustación, también seleccionar varias que nos ayuden a comparar y escoger las copas adecuadas, como las de vino. Además, entre cada ginebra conviene limpiar el paladar con agua o pan, para evitar que la mezcla de sabores nos confunda y se recomienda que la bebida esté a temperatura ambiente, porque ayuda a apreciar los aromas y sabores. Una vez esto claro, una degustación de ginebra tiene cinco pasos esenciales:
- Vista. Una vez servida la bebida en la copa es importante mirar, tanto el color como la claridad de la ginebra, porque algunas pueden presentar tonalidades diferentes por cómo están elaboradas.
- Olfato. Otro de los sentidos involucrados es el olfato, tal y como apuntábamos antes, este es un paso en dos fases. La primera es antes de agitarla, esto nos ayudará a notar los olores más delicados; tras agitar suavemente, quedarán disponibles los aromas más profundos que esconde la bebida.
- Gusto. No sería una degustación si no pudiéramos probar la copa, un pequeño robo será suficiente, dejando que repose en la lengua. Esto hace que sea más sencillo captar los sabores primarios y secundarios, que suelen incluir algún matiz herbal.
- Retrogusto. Una vez captados los sabores al dar ese pequeño sorbo es clave prestar atención al final, al gusto que queda en el paladar, lo que también se conoce como retrogusto, analizando qué sabores permanecen más tiempo o si dura mucho o poco.
- Comparación. Mientras tiene lugar la degustación vamos captando matices y es una buena idea apuntar todo eso que percibimos para luego poder poner en común con los demás y saber si estamos yendo por el buen camino. Se recomienda que cada cual haga sus anotaciones y después se ponga en común porque la opinión de uno podría condicionar la experiencia de los demás, de este modo, todos lo viven de igual manera.

