¿Podemos cocer los huevos crudos junto con patatas o pasta?

Lo ideal es cocer cada alimento en un cazo. getty images
  • Es habitual elaborar recetas en las que utilizamos pasta o patatas cocidas junto con huevo cocido

  • Así que hay personas que cuecen estos alimentos en la misma cazuela para ahorrar tiempo, energía y dinero. ¿Es buena idea?

Compartir

Imaginemos que queremos cocinar una ensaladilla rusa o un plato de pasta con salsa de tomate y huevo cocido. En principio lo más inmediato, sencillo y económico sería cocer las patatas o la pasta junto a los huevos. Así no tendríamos necesidad de encender dos fuegos para poner a hervir dos cazuelas con agua. De este modo ahorraríamos espacio, tiempo, esfuerzo, energía, dinero… Parecen todo ventajas. Pero quizá no sea la mejor idea desde el punto de vista de la seguridad alimentaria…

El problema de los huevos y la salmonela

Como casi todo el mundo sabe, el principal riesgo asociado a los huevos es la posible presencia de Salmonella, una bacteria patógena. En los huevos comerciales, es decir, los que compramos en las tiendas, este riesgo es mucho menor que hace unas décadas, cuando los controles en la cría de gallinas y la producción de huevos estaban a años luz de lo que existe hoy. Aunque no debemos bajar la guardia, porque los riesgos nunca pueden eliminarse por completo. Es decir, no podemos descartar al cien por cien que pueda haber presencia de Salmonella en un huevo. 

PUEDE INTERESARTE

Si hablamos de huevos caseros, es decir, procedentes de gallinas criadas para consumo propio, la cosa cambia sustancialmente. Apenas existen controles y los huevos están mucho más expuestos, así que es mucho más probable que puedan estar contaminados con patógenos como ese. Así que debemos extremar las medidas de precaución que detallaremos más adelante y que se basan en una correcta manipulación de los alimentos. 

De hecho, cuando se produce un problema asociado al consumo de huevos (por ejemplo, una salmonelosis), suele deberse precisamente a una mala manipulación dentro de la cocina. Y es que un huevo puede estar libre de Salmonella y contaminarse posteriormente mientras lo manipulamos; por ejemplo, si no nos lavamos las manos después de ir al baño y antes de cocinar.

PUEDE INTERESARTE

La importancia del cocinado

Una de las medidas más importantes que podemos adoptar para reducir los riesgos asociados a los alimentos consiste simplemente en cocinarlos adecuadamente, dado que el calor elimina la mayoría de las bacterias patógenas, entre las que se encuentra Salmonella.  

Ahora bien, es fundamental tener en cuenta el tiempo y la temperatura, ya que de ellos dependerá la supervivencia (o la muerte) de esos patógenos. Por ejemplo, si ponemos un huevo con agua a solo 40ºC durante 20 minutos, no conseguiremos eliminar los riesgos. Y tampoco lo conseguiremos si ponemos ese huevo en agua a 100ºC durante solo un minuto.  

Lo recomendable para eliminar la posible presencia de Salmonella es cocinar el huevo hasta que esté bien cuajado por dentro, para lo cual debe alcanzar 70ºC en el interior. Para ello debemos cocerlo durante unos 12-15 minutos (el tiempo puede variar según el tamaño del huevo o su temperatura inicial).

¿Qué pasa si cocemos huevos junto con la pasta o junto con unas patatas?

Para cocer pasta o unas patatas cortadas en cuadraditos necesitaremos unos diez minutos aproximadamente. Eso significa que si ponemos un huevo a cocer junto a estos alimentos, lo más probable es que no se acabe de cocinar completamente en el interior, porque en ese tiempo no conseguirá alcanzar los 70ºC que mencionamos antes.  

En principio, si el huevo ya cocido presenta una yema semilíquida o poco hecha, podríamos consumirlo, siempre que lo comamos inmediatamente después de cocinarlo. (No es buena idea guardarlo para comerlo horas después. Ni tampoco ofrecérselo a personas pertenecientes a grupos de riesgo, como personas inmunodeprimidas o mujeres embarazadas).  

Si optamos por cocer las patatas enteras, el tiempo requerido para que se hagan por completo es más largo, de unos veinte minutos, aproximadamente. Así que en este caso sí sería más seguro cocer huevos junto a ellas, dado que el tiempo sería suficiente para que se cocinaran completamente por dentro. Ahora bien, hay que aclarar un detalle importante. 

El calor no es suficiente

Solemos pensar que “el calor lo mata todo”. Así que creemos que cocinar los alimentos es un remedio infalible para eliminar los riesgos. Es cierto que es una medida efectiva y muy importante para eliminar la posible presencia de patógenos como Salmonella. Pero debemos tener en cuenta dos aspectos muy importantes.  

El primero es que el cocinado no es infalible, sobre todo porque hay patógenos que resisten el calor (o que producen toxinas resistentes al calor). Esto nos lleva al segundo punto. Y es que el cocinado no es la única medida que debemos aplicar para asegurar la inocuidad de los alimentos.  

Es importante aplicar, además, otras medidas fundamentales:  

  • Lavar bien las manos y los utensilios antes de manipular los alimentos y mientras lo estamos haciendo (por ejemplo, después de tocar los huevos crudos).  
  • Separar los alimentos sucios o crudos de los que ya están limpios o listos para consumir.  
  • Refrigerar los alimentos perecederos.  

Todas estas medidas van encaminadas a evitar la contaminación de los alimentos y a reducir los riesgos, en caso de que puedan estar ya contaminados.  

En cualquiera de los casos, es fundamental intentar prevenir y evitar que los alimentos se contaminen. Por eso se recomienda separar alimentos sucios de los limpios. Y por eso no es buena idea poner en una misma cazuela unos huevos crudos, y probablemente contaminados con bacterias, junto con alimentos que probablemente no lo están, como la pasta o las patatas lavadas. Como se suele decir, no basta con limpiar; también es importante no ensuciar.