Alimentación

Qué diferencia a las castañas pilongas de las asadas de siempre

Castañas
Castañas. getty images
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El otoño es la temporada de las castañas, el momento del año en el que las calles huelen a castañas asadas, un manjar que te puedes comer recién hecho mientras paseas por la calle disfrutando del tiempo más fresco y, en solo unos días, bajo las luces de Navidad que decoran ciudades y pueblos. Comprarlas en los puestos es una delicia, pero muchos también prefieren hacerlas en casa, tanto al horno como en la freidora de aire, donde se cocinan más rápido y quedan igual de buenas para comerlas tal cual o usarlas de relleno para diferentes recetas.

En general estamos acostumbrados a ver la castaña de siempre, aunque existen otras opciones o variedades, como las pilongas, que son populares en algunas zonas del norte de España y, pese a ser castañas como cualquier otra, tiene algunas diferencias con la castaña que estamos acostumbrados a ver y a comer.

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¿Cómo son las castañas pilongas?

Las castañas pilongas son castañas como cualquier otra, pero estas pasan por un proceso artesanal de secado al humo y desecada que la convierte en un fruto seco que se conserva durante bastante tiempo. Por ejemplo, en El Bierzo el proceso de secado y de exposición al humo se realiza en los ‘sequeiros’, que son unas construcciones de piedra con un hogar de leña en la zona baja.

A lo largo de ese cocinado la castaña se deshidrata, concentrado su sabor y permitiendo que se conserve perfectamente durante meses. El resultado final es una castaña más arrugada e incluso ligera, con un aroma intenso que se suele utilizar para recetas navideñas en dulces, bizcochos o rellenos, además de añadirlas en otro tipo de platos, como en los guisos o en los asados propios de esta época.

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No confundir con las de Indias

En todo caso, existe cierta confusión con unas castañas que se pueden ver en las calles de muchas ciudades que caen de sus árboles durante estas fechas. Estas provienen de los castaños de Indias y, aunque parecen frutos normales, realmente no son comestibles. Si bien en determinados formatos pueden tener unos principios activos beneficiosos para ciertos problemas, no se deben consumir porque contienen una toxina que ingerida es perjudicial para la salud.

Los beneficios de las castañas

Según la Fundación Española de Nutrición (FEN), las castañas son una gran fuente de fibra, además de vitaminas del grupo B o de minerales como el potasio o el fósforo, siendo también ricas en hidratos de carbono complejos, que ocupan casi la mitad de su composición, convirtiéndolas en una gran fuente de energía.

Su cantidad de grasa es similar a la de los cereales, siendo inferior a la de otros frutos secos. Además, tiene un contenido en agua bastante significativo, por lo que su contenido calórico es bajo.