Cómo organizar bien el frigorífico en verano
Siempre es importante organizar bien el frigorífico para asegurar la vida útil de los alimentos y evitar intoxicaciones alimentarias
¿Cuánto tiempo se pueden dejar las sobras fuera del frigorífico?
A estas alturas todo el mundo sabe que el frío ayuda a conservar los alimentos: retrasa su deterioro y dificulta el desarrollo de microorganismos que pueden enfermarnos. Por eso el frigorífico es uno de nuestros grandes aliados.
El problema es que muchas veces no lo utilizamos como sería recomendable, sino que nos limitamos simplemente a meter la comida como mejor nos parece y ya está. Sin embargo, es importante tener en cuenta algunas pautas básicas para organizar el frigorífico, especialmente en verano. Y es que las altas temperaturas de estas fechas favorecen el deterioro de los alimentos y el desarrollo de microorganismos patógenos.
Algunas recomendaciones básicas para utilizar el frigorífico
Usar el frigorífico de forma adecuada no solo es importante para mantener los alimentos en buen estado y reducir el riesgo de intoxicaciones alimentarias. También es fundamental para optimizar el espacio y el consumo energético, lo que además nos permitirá ahorrar dinero. Por eso conviene seguir algunas recomendaciones.
La temperatura
Lo primero que debemos tener en cuenta es la temperatura, que debe encontrarse entre 0ºC y 4ºC en todo momento, ya sea verano o invierno. En los electrodomésticos más antiguos esto puede ser difícil de saber y de controlar (por ejemplo, algunos frigoríficos no muestran la temperatura y además enfrían demasiado cuando tienen poca comida y muy poco cuando están llenos). En estos casos podemos introducir un termómetro en el interior del frigorífico para asegurarnos de que la temperatura es la correcta.
Los alimentos calientes
Imaginemos que cocinamos una tortilla por la mañana, pero no la vamos a comer hasta la hora de cenar. En estos casos, igual que cuando nos sobra comida, siempre es importante refrigerar los alimentos cuanto antes, más aún en verano.
Ahora bien, también es importante no meter alimentos muy calientes en el frigorífico porque esto puede sobrecargar su funcionamiento y además aumentar la temperatura en el interior, lo que puede deteriorar el resto de los alimentos. Como regla general, podemos meter los alimentos en cuanto el recipiente no queme al tacto.
Si la temperatura ambiental es inferior a 30ºC, el alimento no debería pasar más de dos horas fuera del frigorífico, mientras que si la temperatura ambiental supera los 30ºC ese tiempo debería ser inferior a una hora. Para conseguir que se enfríe antes podemos utilizar, por ejemplo, placas acumuladoras de frío.
La cantidad de alimentos
No sobrecargar demasiado el frigorífico porque eso dificulta el enfriamiento. Además deberíamos dejar cierto espacio entre los alimentos para que circule el aire y se facilite la refrigeración.
La limpieza
Es importante limpiar bien el frigorífico cada cierto tiempo (por ejemplo, cada dos o tres semanas), no solo por la suciedad que se ve, sino también por la que no se ve: algunas bacterias patógenas son capaces de desarrollarse a temperaturas de refrigeración.
El uso
Deberíamos intentar mantener la puerta cerrada en todo momento. Es decir, conviene no abrirla muchas veces y, cuando lo hacemos, no dejarla abierta durante demasiado tiempo. Como podemos imaginar, cada vez que abrimos la puerta, aumenta la temperatura del interior.
La distribución de los alimentos
A la hora de colocar los alimentos en el frigorífico conviene tener presente tres cuestiones básicas: por un lado, la separación (para evitar que los alimentos sucios puedan contaminar a los limpios) y, por otro lado, la temperatura y la humedad (cada tipo de alimento tiene unas necesidades diferentes).
Casi todos los frigoríficos están organizados por zonas con distintas temperaturas y distintos usos. En las zonas menos frías, que en muchos casos suele ser el estante superior, podemos poner lácteos como yogures, quesos, mantequilla o leche. En el siguiente estante podemos poner productos cárnicos, como embutidos loncheados, salchichas tipo Frankfurt, beicon, jamón cocido, etc.
En las zonas más frías podemos poner las sobras de comida (siempre en fiambreras cerradas herméticamente). También la carne o el pescado crudos que deberíamos poner en el estante inferior y dentro de fiambreras cerradas para evitar que contaminen otros alimentos.
En los cajones deberíamos colocar las frutas y las verduras, para preservar así su humedad. Eso sí, conviene no mezclarlas en el mismo cajón, ya que la maduración de las frutas puede acelerar el deterioro de las verduras.
En la puerta podemos poner bebidas, mermeladas y salsas cerradas, pero no es recomendable poner los huevos porque sufren muchos cambios de temperatura. Es mejor ponerlos en el interior del frigorífico, dentro de una huevera.