Receta histórica

Cómo hacer la limonada perfecta siguiendo una receta de 1651

La limonada es una bebida que llegó se popularizó en Europa en el siglo XVII.
La limonada es una bebida que llegó se popularizó en Europa en el siglo XVII.. freepick.com
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Aunque seguramente no sea una bebida con mucho arraigo en España, o al menos no tanto como lo tiene en otros países de nuestro entorno, los españoles estamos familiarizados con la limonada y en buena medida es gracias a la televisión. No son pocas las series y las películas norteamericanas donde sus protagonistas disfrutan de un vaso de esta bebida. Una receta que en todo caso ya se conoce desde el antiguo Egipto, pero que no fue hasta el siglo XVII cuando se popularizó en Francia, de donde se expandió a toda Europa en cien años más tarde.

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Precisamente desde Francia nos llega la receta de hoy. Una sugerencia que publica @tastinghistorywithmaxmiller en su cuenta de Instagram y que data de 1651. Se dice pronto. Según revela el influencer culinario esta receta aparece en un libro datado en ese año llamado ‘El cocinero François’ y no es más que una idea muy sencilla para hacer limonada.. con un ingrediente secreto, las naranjas. Os lo contamos.

La receta de limonada de 1641

Personas2 pax.
DificultadBaja

Ingredientes

  • 3 limones
  • 1 naranja
  • azúcar
  • agua

Elaboración

  1. Rallamos los cítricos

    Primeramente, rallamos la cáscara de un limón y la de una naranja

  2. Hacemos zumo con las frutas

    Partimos por la mitad los limones y la naranja y los exprimimos sin quitar la pulpa.

  3. Azúcar y agua

    Echamos azúcar en una jarra llena hasta un poco menos de la mitad de agua y lo disolvemos.

  4. Añadimos el zumo

    Añadimos el zumo de los limones y la naranja y las ralladuras de la piel de los cítricos.

  5. Lo colamos

    Lo damos vueltas con una cuchara y después lo pasamos por un colador de tela, para quitar los restos de las ralladuras y la pulpa que ha quedado al exprimir las frutas.

  6. Lo echamos en un vaso, lo enfriamos y ¡a beber!

    Se echa en un vaso y se le añade un hielo, algo que seguramente no se haría en el siglo XVII, pero que le da un toque muy refrescante y que nos permite disfrutar aún más de la mezcla perfecta de dulce y ácido que se logra con esta receta. También se puede meter al frigo durante un rato para que se enfríe, pero si tenemos prisa, los hielos son la solución perfecta.