¿Por qué muchas tabernas en Madrid son rojas?

Las fachadas de muchos bares de la capital de España son de color rojo y está relacionado con la lectura
La explicación de esto, que puede que te hayas preguntado en alguna ocasión, dataría del siglo XVII
El restaurante que no contrata chefs, sino abuelas
Si se ha tenido la oportunidad de pasear por el centro de Madrid con tranquilidad, disfrutando del sinfín de opciones que ofrece la capital de España, quizá se haya notado que muchos de sus bares añejos y de sus tabernas tienen un denominador común: el color rojo de sus fachadas. No es algo casual. Su origen data de hace cuatro siglos y era indicativo de lo que en el interior de ese lugar se traían entre manos.
Dicen que en el siglo XVII en Madrid había 300 tabernas y una sola librería. Incluso hay quien dice que eran dos las librerías que había entonces. De lo que no parece haber duda era de la gran cantidad de bares que en aquella época había en la Villa de Madrid. Síntoma, quizá, de que por aquel entonces la sociedad estaba más interesada por lo que se servía en las cantinas que de lo que se contaba en los libros. Algo a lo que sin duda influía el hecho de que la mayoría de la población no sabía ni leer ni escribir. Y ahí radica la razón por la que hay tal cantidad de bares de color rojo en la capital de España.
¿Por qué rojas?
Al parecer, según cuenta la historia y enfatiza la leyenda, las fachadas de las tabernas de Madrid se teñían de color rojo para que la gente entendiera que aquello era un bar sin necesidad de letreros. Carteles que, por otra parte, tampoco entenderían dado el escaso nivel de alfabetización que había.
Así las cosas, el color rojo se relacionaba con el vino, bebida que, antes como ahora, hacía las delicias de la clientela independientemente de la condición social que tuviera. De esa manera los transeúntes entendían a golpe de vista lo que allí sucedía y, si querían, podían refrescar el gaznate tras aquellas puertas y paredes coloradas que anunciaban que allí había refrigerio.
Obviamente el paso de los tiempos y la evolución misma de la sociedad ha hecho que muchas de aquellas fachadas sean cosa del olvido o, si acaso, de la memoria colectiva, pero también es cierto que algunas de ellas han sobrevivido a las modas y al devenir de los tiempos llegando hasta nuestros días, dotando a las tabernas más añejas de un color singular. Si hace siglos el común reconocía por su color que allí se servía vino, ahora son más bien pocos los que conocen su verdadero significado.
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