Uno de los platos más típicos de Málaga son los espetos, pero hay que saber en qué chiringuitos encontrar los mejores
La influencer malagueña María Anaya sabe muy bien dónde comerlos y nos recomienda tres chiringuitos para repetir
Mira el vídeo donde te cuenta con detalle cómo son sus espetos y lo más importante: su precio
Si hay algo típico de la cocina de Málaga son los espetos que, aunque triunfan sobre todo en verano con la gran afluencia de público en los chiringuitos, durante todo el año tienen su público, como en estas fechas de Semana Santa en la que muchas personas acuden a la ciudad andaluza. Un espeto consiste en ensartar o espetar pescado, que principalmente son sardinas, con unas seis piezas que se asan con el palo ensartado en la arena de la playa para que se cocinen con leña.
Si eres de los que tiene próxima su visita a Málaga y quiere probar unos buenos espetos la creadora de contenido malagueña María Anaya, conocida en redes como @lemoneando, nos trae tres lugares imprescindibles para que te lleves la mejor impresión de los espetos y, lo más importante de todo, quieras repetir.
Los chiringuitos que hay que visitar
La influencer nos recomienda tres chiringuitos imprescindibles no solo para visitantes, sino también para la propia gente de Málaga, donde comerse unos buenos espetos y, lo mejor de todo, a buen precio. Si quieres saber más sobre estos tres locales, mira el vídeo donde María te cuenta algunas de sus peculiaridades y el precio de cada espeto.
- Las Acacias – Paseo Marítimo El Pedregal, 90
- Miguelito El Cariñoso – Paseo Marítimo El Pedregal, 77
- Merlo La Revuelo – Paseo Marítimo El Pedregal, 87
Los orígenes del espeto
Desde hace años el espeto está declarado por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por su sabor y los beneficios del pescado que aporta a la salud, pero también por la técnica que se utiliza para hacer su cocinado que logra el punto perfecto de las sardinas.
Además, el origen de los espetos no es tan lejano, ya que data del siglo XIX con sus primeras referencias allá por 1882 en el bar en la playa de El Palo que abrió Miguel Martínez Soler. Si bien esa zona ahora es un barrio de Málaga, entonces solo era un pequeño pueblo de pescadores donde se comenzó a pinchar las sardinas, pescado que formaba parte de la dieta de la población más humilde, en un palo para cocinarlas ante el fuego en la playa.
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