Gala 11: Nada en la nevera

telecinco.es 27/03/2012 03:26

No ha sido porno emocional todo el tiempo, sólo un par de ratos, pero cuando pasa, sufro. Le doy al mute, deambulo por la casa. Enciendo un cigarrillo. Otras veces aguanto la presión como un superhéroe, pero dura tanto que me canso y termino yendo a ver si hay algo en la nevera. Sé que no hay nada, pero voy una y otra vez, no sé por qué.

Total, que la emoción, a diferencia del sentimiento, es una cosa que coge y te invade. Tú estás en el parque, dando de comer a las palomas, disfrutando de la sonrisa de los niños, y de repente ves a tu novia de la mano de otro tío. Y coge la emoción y te invade. O cuando ves un accidente. Hay situaciones así: una emoción explícita. A mí me parece que vistas (no cuando te pasa a ti, sino vistas en terceros), no tienen gracia.

Otras veces la emoción se interpreta. Es implícita. Si te cuentan un chiste y te lo explican, no tiene gracia. Un chiste hace gracia porque la interpretación se produce en la cabeza del que lo escucha. Cuando lo entiendo, me río. Cuando no lo entiendo, bueno, cuando no lo entiendo, disimulo. Otras veces la interpretación no tiene gracia, y el chiste es malo. Aunque claro, esto es más subjetivo.

El caso es que Bogart dice: siempre nos quedará París. No dice: siempre te querré. Por algo será.

E.T. dice: Estaré aquí mismo.

Y Clint Eastwood deja un collar en el retrovisor, no saca la cabeza por la ventanilla y le grita a Meryl Streep que la quiere.

¿Estás llorando?

No, es que se me ha metido algo en el ojo.

En fin, que me gustan las emociones implícitas, no las explícitas. Si interpreto me hace gracia, pero si alguien se cae, bueno, si alguien se cae también me río. Algunas veces. Unas veces por la sorpresa, por lo inesperado, lo ridículo. Otras veces, al contrario, así que estoy viendo un forward con un vídeo y lo más gracioso es que sé que alguien se va untar, pero no sé cuándo.

Porno cómico.

Cuando Marta entra en brote al ver a su hermana, voy a la nevera. Es como ver a alguien caerse una y otra vez. A la primera impacta, a la segunda da vergüenza, a la tercera, ya no tiene gracia. No me pasa sólo a mí: cuando Dani lleva un rato diciendo a su madre que la quiere mucho (con música de fondo sacada de Tetanic o de La perseguí hasta el catre, para aumentar la sensación de explicitud), a alguien le entran ganas de ir a la nevera y corta a publicidad.

Pero cuando Pepe está bailando flamenco y la compuerta se cierra porque está dando giros en lugar de taconear, me resulta que la gracieta es humor de caerse, de saltar en colchonetas elásticas o surfear en un columpio. Pocas cosas hay más implícitas que decir lo que tengas que decir bailando flamenco. La respiración de Pepe en el micrófono. Muy emocionante. Pena de compuerta.

Gracias a GER he visto muchos más Pepes que Martas. Se conoce que he empezado negativo. Hoy es mi cumpleaños, tengo el día cruzao.

Del lado de las Martas hay que poner la despedida de Ariadna. Menos la escena final: Ariadna emitiendo alaridos inarticulados y el perro pasando de ella descaradamente.

O Noemí. La quieren, garantizan su madre y su hermana. “¿Seguro?” Repite Noemí. Eso dice mucho de la muchacha. Y por si no se ha entendido bien lo que dice, más tarde lo explicaba: “perdona por todo, mamí.”, repetía con la mandíbula temblando, literalmente.

Con la colchoneta de Sindia me ha pasado un poco como con la puerta de Pepe. Los familiares se lanzaban por un tobogán con la intención de chapuzarse en el porno emocional más absoluto, pero bajaban tan rápido que no tenían tiempo.

La primera frase semi-articulada que ha dicho Sindia ha sido: “Gracias por venir”. Y eso también dice mucho de la muchacha.

La de Juan ha sido confusa. O no he entendido bien, o algo se me escapa, yo creo. Gente dando vueltas en moto alrededor de una cabina, Primero no le dejan salir, pero cuando paran de dar vueltas, le dejan. Después, sus amigos no se quitan los cascos, y parece que sólo una chica se anima a acercarse. El propio Juan ha tenido que pedir que se quitase el casco. Sin embargo, MM, que merece un canal temático de zapping sobre sí misma, ha aparecido en un contraplano, sin saber que estaba en cámara, llorando a moco tendido, roja, como un gusiluz.

Alessandro sorprendente. La madre encajada al otro lado de un agujero por donde asomaba la cabeza Alessandro, a un palmo de distancia uno de otro, y yo diría que no se han tocado. Muy contenidos y tensos, emocionante también. De otra manera, no todas las emociones son de refocilarse. Otras sí, como cuando te deja el novio y vuelves corriendo a casa y pones a Alejandro Sanz o algo peor.

No me miréis así. ¿Quién no ha sido joven e inexperto?

El que si que ha dicho cosas ha sido el encuentro de Hugo. Hugo tiene que decidir, y eso ya es otra historia. Todo es mucho mejor cuando los personajes tienen que decidir y Hugo tenía que elegir entre tres puertas: su madre, María y Julia.

Hugo pregunta:

-Que elija una puerta no significa que esté la persona, ¿verdad?

-No –dice el Súper.

Sólo tiene una oportunidad, considera si Julia estará, abre la puerta y entra. Julia no está. Y esto también dice mucho de él.

Dice de él que es bueno de corazón, dirán en los debates. Dice de él dice que está muy preocupado de quedar bien, dirán los de enfrente. Puede ser. El caso es que no lo sabemos. Y como no lo sabemos, opinamos (digo, por reincidir en la idea de la crónica de la gala 10). Pero como no sabemos, opinar dice, en realidad, del que opina, no del juzgado.

(Ándate con ojo antes de opinar, dirán unos)

(Hay que mojarse, dirán otros)

(Y otra vez entramos en bucle)

Lo único seguro es que dice mucho de Hugo. Ya aumentará la presión y se le verá el plumero, no os aceleréis.

Ya que estoy con Hugo, hay que hablar de la madre. En el confesionario, llorando porque Hugo no había elegido su puerta y no iba a poder verle. Le pasan con Mercerdes. Mercedes le explica que esto es GH, que saben que las cosas son así. Todo cierto. Pero la madre de Hugo dice:

-Sí, pero sabíais que Julia no iba a venir.

Y esto, a diferencia de la opinión, es un argumento. Y como sucede que MM es como un gusiluz, que si la aprietas, se enciende, ha roto todas las reglas habidas y por haber, para que la madre de Hugo viese al zagal. La madre ha visto al zagal y ha sido porno emocional del duro, y he pasado de la emoción, a la vergüenza, a la nevera.

Sigue sin haber nada.

El cuaderno del todo a cien del ex-minutante (con guiño al Gato

-Graciosísimo debate entre Pepe e Iván. Dos de mis favoritos. Pepe, siempre irónico, monta un discurso basado en los hechos. Cuando los hechos no le alcanzan se pone profético. Encantado de haberse conocido, pero, no se sabe cómo, eso es parte de su encanto. Iván, monta el discurso contrario. Los hechos no tienen importancia, lo importante son las emociones, las reacciones, los juicios de valor. Parece que hablan del mismo tema, pero no.

-La conversación entre Sergio y Sindia, la primera, en la cama, con subtítulos, ha sido calmada y valiente. Acojonaba. La sensación de que alguien percibe o siente mucho más de lo que es capaz de expresar, me gana enseguida.

-Todavía no sé si me ha gustado que nominasen familiares y amigos. Lo mismo me pasa con la repesca.

-La entrevista a Berta, expulsada.

¿Qué entrevista?