Tras llenar de harina las caras de sus compañeros, Alejandra y Yoli se convierten en víctimas de una broma. Jonathan y Hugo meten azúcar en el salero que las primas utilizan más tarde para condimentar sus macarrones. Aunque ellas son las primeras que comienzan con las bromas, convertirse en las protagonistas de una de ellas no les hace tanta gracias.