Lo que pretendía ser una broma divertida –la casa se dividió en dos bandos y declaró una guerra de huevos duros- ha acabado como el rosario de la Aurora. Paula creyó que su adorado Luis se había aliado a las primas para comenzar la batalla sin contar con ella, y su enfado ha sido monumental. Tanto que, esa noche, ni siquiera durmió con él.
Luis, que siempre insiste en hablar de un problema cuando lo hay, quería saber cuál había sido el origen del enfado de Paula. La hawaiana creyó que, para empezar la guerra de huevos que acabó en un lanzamiento de comida a la americana, su querido hermano se había aliado a las primas sin contar con ella. También le vio hablando con Jonathan, por lo que se sintió doblemente excluida. La explicación ha acabado en un cruce de reproches de esta categoría:
Paula: “Me podías haber dicho a mí, ven, que te voy a contar una cosa. Yo no sé lo que le dijiste a Jonathan, sólo digo que si estabas planeando un juego me lo podías haber contado a mí”.
Luis: “Mira, voy a entender que estás nerviosa esta semana porque, si no, me voy a enfadar de verdad. No sé por qué crees que yo estaba confabulando algo con el primo. Tú te fuiste de mi cama y ese gesto a mí no me gustó pero no me lo tomo a mal”.
Paula: “Yo no he dicho que estuvieras confabulando con el primo, no te lo inventes. Y eres tú el que quiere estar hablando de esto el rato”.
Luis: “Yo estoy harto de que, siempre que te enfadas, sea yo el que tenga que ir detrás de ti para darte un abrazo porque tú no lo haces nunca”.
Paula: “Cuando te tengo que dar cariño, soy la primera que te lo da, pero yo no le he chupado el culo nunca a nadie, no lo voy a hacer contigo. Si veo que me estás poniendo caras de asco, no voy a ir a darte un abrazo”.
Luis: “Vale, pues no me dirijas más la palabra porque ya no voy a ir detrás de ti. Cuando madures, hablamos, que pareces una niña pequeña”.
Paula: “Madura tú, que te inventas las cosas que yo digo”.
Después de esta larga discusión, por fin, los hermanos se han sentado a hablar pacíficamente. Luis le ha dicho a Paula que comprende que esté nerviosa esta semana pero que no pueden atacarse el uno al otro. La hawaiana le ha pedido perdón porque, si lo ha pagado con él, es porque le importa mucho y creía que él ya sabía cómo era ella. Al final, se han jurado amistad hasta la muerte.