Además de producir miel, las abejas también saben sumar y restar
Informativos Telecinco
07/02/201917:44 h.Un grupo de investigadores australianos y franceses quiso comprobar si las abejas podrían realizar operaciones aritméticas como la suma y la resta y conocer el concepto cero. Esta incertidumbre se ha resuelto al evidenciar como estos insectos himenópteros resuelven operaciones matemáticas básicas. Ahora el resultado de esta teoría permitirá seguir desarrollando la Inteligencia Artificial para mejorar el aprendizaje rápido.
El análisis custodidado por científicos procedentes de la 'RMIT University' en Melbourne (Australia), ha mostrado como las abejas reconocen colores gracias a representaciones simbólicas para la suma y la resta, y que pueden utilizar esos datos para resolver problemas aritméticos.
Adrian Dyer, uno de los profesores a cargo del informe, ha señalado que la suma y la resta son actividades complejas porque requieren dos niveles de procesamiento. A su vez, ha destacado que estos animales utilizan "recuerdos a corto plazo para resolver problemas aritméticos, ya que aprendieron a reconocer más o menos como conceptos abstractos en lugar de recibir ayudas visuales", ha añadido.
Otra de las conclusiones obtenidas a raíz de esta exploración, ha sido la existencia en mayor medida de la cognición numérica entre animales no humanos de lo que se observado previamente. "Si las matemáticas no requieren un cerebro masivo, también podría haber nuevas formas de incorporar las interacciones de las reglas a largo plazo y la memoria de trabajo en los diseños para mejorar el rápido aprendizaje de nuevos problemas por parte de la IA", ha comentado.
No son los únicos seres vivos capaces de hacerlo
Las abejas, para sorpresa de muchos, no son los únicos animales que consiguen solventar un problema matemático. Otros como algunos primates, aves, incluso arañas pueden sumar y/o restar. Ahora las abejas se cuelan en la lista publicada en 'Science Advances', que representa a animales capaces de realizar operaciones matemáticas.
La dinámica empleada en el experimento fue, en primer lugar, que las abejas ingiriesen como recompensa agua azucarada al escoger un camino correcto en el laberinto y, por el contrario, saborear una solución de quinina de sabor amargo si la elección era incorrecta. De esta forma, las abejas regresaban al lugar si la ubicación proporciona una buena fuente de alimento, por lo que configuraron de manera óptima la nutrición, continuar aprendiendo y volver a su lugar de origen.
Al emprender el vuelo, el insecto veía entre uno y cinco elementos. Los colores indicaban al animal qué operación debí efectuar: si las formas eran azules tenía que sumar, y si eran amarillo debería optar por la resta. A partir de la cifra obtenida, la abeja se desplazaría a través de un agujero en una cámara de decisión donde podría elegir volar hacia el lado izquierdo o derecho del laberinto.
A un lado se encontraba la decisión correcta, y en el otro la errónea. Para evitar a que identificasen la respuesta válida a una zona concreta, se cambió en repetidas ocasiones el lugar de la respuesta buena. Para ello, las abejas utilizaron el azar en más de 100 pruebas de aprendizaje. Con duración de cuatro a siete horas, las abejas aprendieron que el azul significaba +1, mientras que el amarillo significaba -1. Las abejas podían entonces aplicar las reglas a los nuevos números. Momento en el que estos animales conseguían ganarse mejor reputación a nivel de inteligencia, y evidenciar como el tamaño del cerebro a veces no es significativo para elaborar diversas operaciones.
Te interesa: