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La segunda entrega de ‘La Última Tentación’ nos mostró cómo están viviendo esta aventura los habitantes de villa luna tras haberse separado de sus parejas y tener que experimentar esta aventura en la distancia. En una de las primeras noches, Sandra Barneda les visitaba con la tablet en la mano para ver cómo llevaban las primeras horas. Y desde luego las cosas no estaban siendo como ellos esperaban.
Por una parte, Roberto, la pareja de Andrea, contaba a la presentadora que su compañero Christofer le había puesto en su conocimiento la posible aventura de Andrea con Manuel en un viaje a Ibiza tan solo una semana antes de poner rumbo a República Dominicana. Por otra, Christofer se rompía al revivir todo lo que supuso para él su paso por ‘La Isla de las Tentaciones’.
Pero Sandra llegó a villa luna con una clara intención: que las parejas de los habitantes de Villa Luna marcasen los límites por los que sonaría la alarma de la luz de las tentaciones, esta vez, lo haría en la otra villa.
Sandra Barneda comenzaba con la ronda de límites para cada pareja. Roberto tuvo claro que el límite para su relación con Andrea es besarse, mientras que Lucía no permitiría “ni juegos, ni tonteos, ni caricias” por parte de Lobo hacia otra chica.
Patri, por su parte, era muy contundente con el límite impuesto a Lester: “Si se da un beso con una chica, para mí está muerto”, pero Sandra le pedía que matizase dónde no le gustaría que se besase y fue clara: “En la boca”.
Para Christofer, cualquier falta de respeto sería imperdonable: “Cualquier tonteo: un beso en el cuello. Me da igual. Cualquier tonteo no la permitiría. Si veo algo que me esté faltando al respeto, ya no lo paso más”. Alejandro, siguiendo la línea de sus compañeros, lo tenía claro: “Contacto físico con cariño, un beso o acostarte con una persona”
Sandra les informaba de que en ‘La Última Tentación’ las reglas han cambiado: “Chicos, tengo que decir que acabáis de marcar los límites que activarán la luz de la tentación de su villa. Se activará solo en su villa, vosotros tenéis el poder de no tener luz de la tentación”. Algo que no gustó mucho a los habitantes de villa luna, sobre todo a Patri: “Me duele la situación de la alarma, que ellos se piensen cosas que no son. Que yo esté aquí muerta del asco con cinco personas y ellos estén ahí genial, sinceramente”