Mientras sus vidas se desmoronan, Candela y Massimo solo piensan en su amor. El deseo de reencontrarse les lleva a tomar una decisión precipitada y viajar a la vez: ella a Roma y él a Sevilla. Tras descubrir que la bailaora no se encuentra en la capital hispalense, el empresario romano aprovecha para conocer a la familia de Candela y visitar el barrio en el que vive.
El empresario mantiene una seria conversación con Rosario gracias a la cual descubre que la bailarina también tiene visiones con él. Al mismo tiempo, Candela se hace pasar por la nueva cuidadora de Pietro Salvatori. La ex mujer de este le revela que ya había oído su nombre antes. "Es una mujer que se le aparece a mi hijo", cuenta.