El coche autónomo, ¿un peligro para la ciberseguridad?

La tecnología aún tiene mucho que decir en el sector de la automoción. Si sus efectos han transformado de forma integral la movilidad, en los próximos años se esperan cambios aún más importantes. Uno de ellos es el desarrollo del vehículo autónomo. Pero ¿son los vehículos autónomos un foco de posibles alertas de ciberseguridad?

Uno de los puntos que más se está trabajando en la actualidad es cómo afrontar las amenazas a los sistemas conectados con soluciones internas que aíslen los sistemas más críticos. De esta forma, se podrán reducir los efectos negativos que puedan ocasionar los ciberatacantes.

Atendiendo a diferentes estudios e investigaciones, como la de TÜV SÜD, se prevé que de aquí a menos de 10 años habrá 13 millones de vehículos que estén altamente automatizados. En 20 años se espera que haya 33 millones de vehículos autónomos en todo el mundo.

Aunque el vehículo autónomo traerá beneficios para la conducción y la seguridad vial, la seguridad cibernética se ve, en parte, amenazada. Una mayor conectividad provocará que los vehículos sean más vulnerables a los ataques de los piratas informáticos. Estos ataques pueden afectar directamente a la seguridad del resto de vehículos y viandantes y a los mismos ocupantes del coche.

Las consecuencias de un ataque cibernético a un vehículo autónomo comienzan con el robo de datos personales o daños a la marca y terminan con un fallo en las funciones de la conducción.

Con esta situación, las alteraciones de seguridad que se prevén como más comunes son las que afectan a los frenos, el motor o el control de la dirección. A nivel externo, también puede verse perjudicado el bloqueo de puertas, luces o los sistemas de seguridad de los pasajeros.