No hace mucho tiempo el automovilismo se caracterizaba por la épica; la lucha constante del hombre contra la máquina; la búsqueda de los límites sin las cortapisas de los reglamentos; la pura velocidad.

Y un lugar mítico en el que todos estos valores se daban la mano era aquí: en Palermo; escenario de la Targa Florio. Una de las carreras más famosas del mundo. Un desafío que transcurría por carreteras de montaña repletas de dificultades. Eran otros tiempos. Una prueba única que empezó en 1906 y terminó 70 años después.

Para revivir esta parte de la historia nos fuimos a la isla de Sicilia, Italia. Allí, en Palermo, pudimos disfrutar de una ciudad en la que cada rincón desprende magia, grandeza y sobre todo, cultura.

El pasado y el presente nos esperaba de la mano de Porsche. Allí nos encontramos con la gama GTS. Unas siglas ilustres que llevan modelos como los que elegimos para afrontar este viaje: el 911 Targa y el Panamera GTS.

La marca alemana tiene inscrito su nombre en buena parte de los anales de esta carrera. Por eso, un flamante 908 Spider presidía el cuartel general donde el fabricante se instaló estos días.

Este automóvil ganó la carrera en 1969 y alcanzaba los 280 km/h. Y efectivamente, rodaba por carreteras como estas. Actualmente el precio de este coche es casi incalculable. Una joya de gran valor que los seguidores de la marca idolatran.

Después de saborear una parte de la historia, los responsables de Porsche nos ofrecieron un pequeño briefing sobre la ruta.

Información sobre el recorrido, peculiaridades de las carreteras y los puntos intermedios. Además, en esta impresionante sala brillaban con luz propia cuadros y fotos originales que reflejaban momentos históricos de la Targa Florio. Auténticas obras de arte que fueron cedidas para la ocasión por el automóvil club de Palermo.

Al día siguiente, bien temprano, empezaba nuestra ruta. El Porsche 911 Targa 4 GTS y el Panamera GTS eran los coches que nos llevarían por los rincones de la Targa Florio.

El primer desafío consistía en superar el tráfico de la ciudad. El orden no es su mejor calificativo, pero a los mandos de un 911 las cosas son diferentes. Incluso, emocionantes.

Y para comenzar nos dirigimos al punto de salida de esta carrera. La zona donde se ubicaban los boxes y la grada principal. Un edificio que vio correr a los mejores. Un lugar que respira heroicidad y que a día de hoy se encuentra en pleno proceso de restauración.

Porsche ganó once veces en este lugar. La prueba se disputaba a carretera abierta y los pilotos debían completar una distancia de 148 kilómetros. El primer coche de la marca que consiguió el triunfo fue un 550 Spyder.

Recorrer lo que en su día fueron los garajes de los equipos es algo casi indescriptible. Por aquí pasaron pilotos como Fangio, Tarufi, Moss, Muller... y hacerlo hoy a los mandos de un 911 Targa resulta una experiencia inolvidable.

Todavía quedaba mucha ruta. Pero eso os lo contaremos más tarde.