El emocionante relato de Diego Neira, el primer transexual que conoció al papa Francisco: "En ese momento pisé el cielo"
Tras un ataque por parte de un sacerdote en Plasencia, su ciudad natal, Neira le escribió una carta al papa
De un día para otro, Francisco le llamó y le aceptó un encuentro en el Vaticano: "Me quedé helado"
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Para Diego Neira, el primer transexual que ha conocido al papa Francisco, se ha ido un "amigo". Así llora la muerte del Pontífice, que ha fallecido este lunes a primera hora de la mañana. En 'Tardear', hemos podido escuchar el emocionante encuentro que tuvo este extremeño con Bergoglio, algo que define el propio Neira como "un sueño".
Decidió escribirle una carta tras un ataque tránsfobo por un sacerdote
Francisco recibía unas 6.000 cartas al día. El hombre de 56 años jamás imaginaba que sus palabras iban a ser leídas por la máxima autoridad de la Iglesia Católica en el mundo. Después de un ataque tránsfobo en su cuidad natal por un sacerdote, Diego Neira decidió pedirle un encuentro a Francisco. Recordó entonces sus palabras en un viaje en Brasil donde se abrió a acoger a la comunidad LGTBIQ+ a la Iglesia. Y puso todo su amor en ese escrito para hacer su sueño realidad.
"Ni de broma pensé que iba a ir a ningún lado", asegura en directo Neira. De un día para otro, recibió una escalofriante llamada. El hombre pensaba que se trataba de un engaño o de alguien que le iba a hacer alguna oferta. Pero no, era el propio Bergoglio quien estaba detrás del teléfono hablando con él. "'Entre broma y broma sé que os ponéis nerviosos cuando llamo'", le dijo. "En ese momento me quedé helado y dije 'Dios mío, que es el Santo Padre", comenta.
Así fue el emocionante encuentro del papa Francisco con Diego Neira
Durante una hora y media, estuvieron conversando uno y otro. Y cerraron una visita en la Santa Sede para el 21 de enero de 2015. "Me encontré con un hombre maravilloso que quería demostrarme que era hijo de Dios y que mi condición no estaba reñida con ser admitido", relata.
Ya en el Vaticano, Diego Neira seguía pensando que era todo surrealista. Pensaba que ese encuentro nunca se iba a producir, pero cuando superaron todo tipo de controles llegó junto a su mujer a una sala recóndita. "Apareció con los brazos abiertos. Me pegó un achuchón y me quedé quieto", dice. Diego Neira se sintió la persona "más feliz del mundo" en ese instante. "Sentí un calor un cariño del hombre que estaba dirigiendo la institución que me había machacado la vida", relata. "Para mí fue rozar el cielo porque estaba hecho polvo", comparte.
