La cifra es demasiado alta para la ciudad de Braunau que, si se lo pudiese permitir, hubiera comprado la propiedad para evitar el riesgo de que se convierta en referencia para nostálgicos o neonazis, explica el alcalde, Gerhard Skiba.
Actualmente, el edificio es utilizado por una organización para discapacitados y, en distintos momentos, ha sido una biblioteca, un banco y un instituto técnico.
Algunos historiadores también han hecho una propuesta para transformar la casa en un museo. Sin embargo, el sindicato Skiba se opone vigorosamente, ya que atraería a visitantes de todo el mundo.
n la actualidad, el único signo que evoca la historia del lugar es un pequeño monumento dedicado a las víctimas del nazismo.