Ley Trans

Candy, el maltratador que se cambió de género en Sevilla, pide que le trasladen a una cárcel de mujeres: "Me siento intimidada y acosada"

El abogado José Antonio Sires y la mujer denunciante atienden a los medios de comunicación
El abogado José Antonio Sires y la mujer denunciante atienden a los medios de comunicación. Europa Press
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SevillaLa persona que se registró como mujer tras ser condenada por violencia machista, Candy C. Q., ha enviado una carta a Diario de Sevilla desde la prisión de Sevilla-I en la que denuncia sentirse "intimidada y acosada" en el módulo donde comparte espacio con 79 internos hombres. Según relata la misiva publicada por el periódico, la interna asegura que su integridad física y su salud mental están en riesgo y reclama un cambio de módulo para garantizar su seguridad.

Candy fue detenida el pasado mes de julio tras no cumplir voluntariamente una condena de un año y tres meses por quebrantamiento de pena y amenazas. Sobre ella pesaban hasta cinco órdenes de busca y captura, y fue reconocida por la Policía Local de Espartinas mientras estaba sentada en un bar. Tras su detención, el juzgado de guardia de Sanlúcar la Mayor decretó su ingreso en prisión, pasando inicialmente por el módulo de ingresos durante dos días antes de ser trasladada al módulo 102, donde permanece actualmente.

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En la carta enviada a Diario de Sevilla, Candy describe que desde su ingreso, el 7 de julio, ha sufrido una "situación hostil". La interna señala que la educadora del centro le habría dicho: "usted no tiene tetas como yo, para mí es un hombre", frase que Candy resalta en rojo como ejemplo de la supuesta ignorancia sobre la ley trans y de la falta de profesionalidad del personal del centro. Según relata, esta situación pone en riesgo su integridad y genera un grave daño a su salud mental.

Se siente acosada e intimidada

La interna denuncia además que se ve obligada a ducharse y comer en las áreas comunes con el resto de los internos, donde asegura sentirse acosada e intimidada. Candy relata que ha tenido que denunciar a dos internos por agresión violenta sexual, insultos y discriminaciones, pero señala que la dirección del centro penitenciario no ha tomado medidas efectivas. Según su carta, el juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 2 de Sevilla está al tanto de la situación, aunque hasta el momento no ha ofrecido respuesta alguna.

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Candy critica también la atención médica del centro penitenciario, que califica de "horrible". Según su relato, lleva más de tres meses sin poder usar gafas, lo que ha afectado su visión, y sufre problemas para conciliar el sueño. La interna afirma que incluso los psicólogos del centro no han logrado ayudarla ni solucionar la situación, y asegura que teme por su vida debido a las condiciones en las que se encuentra.

Una década de malos tratos

El caso de Candy está vinculado a una sentencia por violencia machista que se remonta a 2019. Tras una década de malos tratos psicológicos y físicos a su ex pareja, quien había presentado múltiples denuncias y recibido órdenes de protección, Candy fue condenada a 15 meses de prisión. Un mes antes de que se ordenara su ingreso en la cárcel, el condenado se registró como mujer en el Registro Civil.

Fuentes de Instituciones Penitenciarias, citadas por Diario de Sevilla, recuerdan que la asignación de módulos se realiza mediante una "valoración integral" de cada interno, en la que se consideran múltiples factores y no solo la identidad de género. La decisión final sobre la ubicación dentro del centro corresponde a la dirección de la prisión.

Según especialistas consultados por el periódico, existen grandes dificultades para conciliar la identidad de género de los internos con la normativa penitenciaria vigente y con la protección frente a posibles agresiones dentro de la prisión. Candy, por su parte, concluye su misiva insistiendo en la urgencia de un cambio de módulo y reiterando que lleva más de cuatro meses en condiciones que considera inadecuadas y peligrosas.