Premio fotográfico a las sentadillas de Víctor durante la quimio: "Me permitían mantener el control"

Acompañado de un gotero de quimioterapia, Víctor Gay Zaragoza realizaba su rutina diaria de ejercicios en un balcón del Hospital Clínic de Barcelona, donde ha sido tratado de un cáncer linfático. Víctor recibía el apoyo de pacientes y sanitarios que, pese a las estrictas medidas de la covid, le permitían salir al balconcito. Un día, Raquel Gobernado, enfermera del hospital, le pidió permiso para fotografiarlo. La imagen ha ganado el premio a la mejor fotografía en el ámbito hospitalario de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Blanquerna-Ramon Llull.

Este escritor y consultor en storytelling, a quien la irrupción de la enfermedad le trastocó los planes el verano pasado, reconoce que el ejercicio le ha ayudado a mantener su "mejor versión".

Pregunta: Víctor, ¿Cómo te encuentras?

Respuesta: Ahora mismo muy bien, a la espera de las próximas pruebas para ver si ha remitido la enfermedad. 

P: ¿Cuándo te diagnosticaron el cáncer?

R: El verano pasado antes de un viaje a Egipto. Tenía dolor de barriga y me lo miré por miedo a que empeorase con las condiciones sanitarias del país. Resultó que estaba lleno de pequeños tumores, el más grande de 12 centímetros. Primero me dijeron que era un cáncer de linfomas que me podía tratar una vez al mes y a la semana me dijeron que era de alto crecimiento y que si no me lo trataba inmediatamente podía morir. Me dieron dos horas para ingresar en el Clínic y al día siguiente empecé un tratamiento de quimioterapia muy agresivo que duró varios meses, de los cuales me pasaba semanas ingresado.

P: ¿Cómo llevaste el tratamiento?

R. Con la quimioterapia convives con el dolor: se te cae todo el pelo, tienes la boca llena de llagas y comer es un calvario, en los momentos más críticos estás exhausto, te cuesta caminar y no te puedes levantar. Las enfermeras animan a que comas un poquito o intentes moverte o ducharte. Son los retos del paciente ingresado con quimio.

P: ¿Cuál era tu reto dentro del hospital?

R: A mí me han mantenido con fuerzas el amor de los míos y el trabajo, porque me gusta escribir y he seguido dando formaciones desde el hospital. Cuando recibía visitas o daba formaciones por zoom quería ofrecer mi mejor versión. Dentro de la indignidad de la enfermedad intentaba ofrecer mi mejor versión. Así que cada día meditaba un poco, hacía mis ejercicios y me duchaba. Parece poca cosa pero hay días que es todo un reto.

P: ¿Por qué fue importante el deporte para ti?

R: Porque aunque estés hecho una mierda aún tienes algo de control. Estás muy jodido y muy irritable. El deporte me ayudaba a aclarar la mente y me ayudó en mi estado físico.

P: ¿Cuál era tu rutina?

R: Hacía media hora de ejercicio. Tenía una rutina de tronco superior y otra de tronco inferior. Trabajaba los brazos con una cinta elástica que colocaba en la terraza y hacía sentadillas y varios estilos de piernas. También hacía jumping jacks (ejercicio que combina salto con flexiones). Llamaba la atención porque iba con el gorro y el aparato de la quimio colgado pero pasaron cosas bonitas. La gente de la calle me aplaudía, me daba ánimos. En el hospital, la gente se asomaba a las ventanas y me daban muestras de apoyo.

P: ¿Viste a más pacientes haciendo deporte?

R: Recuerdo a uno que hacía triatlones y también hacía ejercicio.

P: ¿También hacías deporte fuera del hospital?

R: Sí. Ha salido del hospital fuerte. Los fines de semana que me dejaban salir me iba a esquiar, hice hiking. Los doctores preferían no saber lo que hacía fuera, pero yo me sentía con fuerzas.

P: ¿Qué recomendaban los médicos?

R: Hay de todo. Me acuerdo de que cuando llegué, la doctora y las enfermeras me animaban de forma extraoficial y respetaban el momento. Incluso facilitaban que pudiese hacer ejercicio porque pese a las restricciones hacían la vista gorda cuando salía al balcón. Lo que no hay es un plan de acompañamiento a cada paciente, que les hagan un seguimiento. Por eso creo que la foto que hizo Raquel tiene mérito porque muestra los beneficios mentales y físicos del deporte durante el tratamiento.

P: ¿Cómo surgió la idea de la foto?

R: A veces las enfermeras me veían y me hacían bromas. Raquel me miraba extrañada. La verdad es que a mí no me apetecía hacerme fotos pero un día vino y me preguntó si podía hacerme una foto porque había un concurso y quería enviarla. Yo accedí. Presentó la foto y ganó el premio.

P: Raquel, ¿por qué quisiste tomar esa foto?

R: Realmente, fue una inspiración observar a Víctor haciendo ejercicio en el balcón que se encuentra entre las dos salas del hospital (al aire libre). Entonces pensé que sería muy buena idea, captar la imagen de un paciente realizando actividad física en pleno tratamiento. Quería mostrar y dar a conocer sobre la influencia y los grandes beneficios que puede llegar a aportar, tanto a nivel psicológico como físico.

P: Víctor, ¿qué falta por incorporar al tratamiento del paciente con cáncer?

R: Por un lado está la narrativa médica y por el otro el relato que se hace el paciente para lidiar con una realidad fuera de lo previsto. Eso es importante y para ayudar a este relato creo que incorporar el deporte y técnicas de relajación puede tener un impacto muy positivo. Con un profesional que les acompañe y respete la voluntad de cada uno. Hay estudios que demuestras que los niños hospitalizados expuestos a narrativa positiva tienen un ratio de curación mejor porque generan hormonas que predisponen a lidiar con la enfermedad. De hecho, el día 7 de julio me han invitado en la Summer School del Clínic a compartir mi experiencia. Le llamaré: El relato como herramienta para luchar contra el cáncer.

P: ¿Qué relato te has construido tú al respecto?

R: Mi cáncer era muy agresivo y peligroso. Tras mes y medio de altibajos me pregunté "por qué la vida quiere que esté vivo" y aquí cambió cómo me tomo muchas cosas, con el impacto de que el tiempo es fugaz. Porque durante la enfermedad no es que veas el peligro de morir, es que la muerte te echa su aliento a la cara.