Promesa del ajedrez o director de cine porno, las vidas de Fèlix Colomer: "He superado mis complejos"

El cineasta de Sabadell plantea en su nuevo documental si merece la pena que su hijo repita sus experiencias
La obra ha sido una catarsis para Fèlix, donde repasa capítulos de su vida como ser árbitro, cantante de trap o una promesa del ajedrez
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BarcelonaTrabajar en la industria del porno, ser cantante de trap o una promesa frustrada del ajedrez son algunas de las etapas que han marcado la vida de Fèlix Colomer, un cineasta de Sabadell (Barcelona) que se plantea en su nuevo documental si merece la pena que su hijo Riu repita las experiencias que el propio director ya ha vivido a sus 29 años.
Reflexiones en primera persona con la cámara al hombro, donde Fèlix regresa al pasado para recordar diferentes vivencias que le hicieron feliz, pero que a la vez decidió abandonar. "Soy un auténtico friki. Mi idea era hacer una comedia, pero de repente ha sido un año catártico, donde he podido hablar de mis complejos más profundos".
Uno de ellos es el mundo del sexo, en el que el director se adentró en la industria del cine para adultos con 19 años al crear una página web en catalán. "Si el porno es la palabra más buscada en internet, ¿por qué no íbamos a hacerlo en catalán? Los vídeos eran cómicos absolutos. La gracia era la historia previa, que no ponía cachondo a nadie, pero era la risa".
Así empezó en un sector en el que estuvo inmerso una temporada, después de crear hasta seis producciones audiovisuales. "Tenían muchísima preparación. La página fue bastante conocida. No lo hacíamos para ganar dinero, se hizo viral y teníamos decenas de miles de visitas diarias. Fue un entretenimiento. Iba de fiesta y la gente me conocía".
Sin embargo, Fèlix también vivió la parte oscura de la industria. "Todo lo que rodeaba, lo recuerdo con mucho asco. El machismo que había y mucha gente que formaban parte de este mundo no eran buenas personas", rememora en uno de sus capítulos sobre una etapa en la que gracias al documental intenta descubrir el motivo por el que se adentró.
"A lo mejor era porque tenía complejo de pene pequeño. Entonces me voy a México y conozco al chico con el pene más grande del mundo. Ahí me doy cuenta de que él hace trampas para tenerlo más grande aún y que le llegue hasta el tobillo". Así descubre que esta persona "también tiene complejos, por lo que yo no tengo por qué tenerlos".
De promesa del ajedrez a dejarlo con 13 años
Otra de las aficiones que vivió con intensidad fue el ajedrez. Un deporte en el que llegó a convertirse en promesa infantil y que dejó de practicar en plena adolescencia. "Era un niño que ganaba a adultos y de repente lo dejo con 13 años", recuerda el director.
El documental también le ha permitido recordar el motivo por el que acabó con una pasión que podría "parecer incompatible con salir de fiesta y conocer a chicas", aunque tras hablar con sus padres descubrió la verdadera razón para dejarlo. "Acababa saturado, hacía partidas de cuatro otros y la cabeza a punto de explotar".
Un estrés que aumentó tras la irrupción de dos hermanos en su ciudad, que le relegaron a la tercera posición en los torneos. "Empecé a perder. En el documental voy a buscarlos 15 años más tarde para intentar ganarlos esta vez y hacer la última partida. Es el gran giro de este capítulo", añade el también dramaturgo, sobre dos personas que llegaron a odiar este deporte tras practicarlo por obligación desde los tres años. "Terminaron dejándolo. Al final no va del ajedrez, va de saber ganar y perder"
El árbitro es más odiado que un político corrupto
El arbitraje también fue otra de las etapas que marcaron la juventud del cineasta catalán. En este caso, el fútbol le hizo descubrir el odio en primera persona. "Es uno de estos mundos frikis porque si hay alguien odiado por todo los países del mundo, es un árbitro. Incluso más que un político corrupto porque tendrá sus fans".
Un odio "completamente irracional" y que "solo depende del equipo que seas para creer que está influenciando sobre alguien". En su caso, subió de divisiones "muy rápido" a sus 18 años. "Los asistentes que tenían 40. Siempre tuve que ser el joven en el grupo de mayores, ser el líder y anticiparte a los errores y aprender de ellos. Nadie más que un árbitro está expuesto a ellos".
Historias que le permiten hacer una reflexión del éxito y del fracaso, como es su paso por la música, al crear hace cuatro años un grupo de trap con su pareja. "No sé ni cantar, ni bailar. Una canción fue un poco popular en Cataluña. Luego hicimos otra y no tuvo tantas visitas", añade sobre otro momento peculiar de su vida en el que finalmente descubre que su verdadero éxito es estar con su hijo y tener una familia.
"Es la mezcla entre la cosa friki y lecciones que voy aprendiendo sobre la vida. No prejuzgar a nadie. Estar abierto a todo el mundo. Cada mundo me ha aportado mil cosas. He sido feliz en todos, pero también tienen algo malo y cuesta aguantar. He superado mis complejos más íntimos", culmina.
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