El "indeseado" cierre del Museo del Arte Prohibido en Barcelona: de la apertura en 2023 a un escrache sindical

El periodista, empresario y coleccionista, Tatxo Benet, frente a una de las obras expuestas en la inauguración del Museo de Arte Prohibido. Europa Press
  • La organización cierra tras las pérdidas económicas por la protesta sindical en los últimos cuatro meses

  • El museo ha registrado una caída del 75% de los ingresos respecto al año anterior

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BarcelonaTras un año y medio desde su inauguración, el Museo del Arte Prohibido en Barcelona ha cerrado de manera indefinida ante "las pérdidas económicas provocadas por el escrache instalado frente al museo", desde hace cuatro meses en el marco de una huelga de trabajadores que empezó el pasado 26 de febrero.

"El museo llegó a Barcelona en 2023 para dar visibilidad y reivindicar obras censuradas de todo el mundo. Este mes de junio, el museo se ve obligado a cerrar sus puertas", ha lamentado la organización sobre un adiós "doloroso e indeseado, pero inevitable".

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El único museo del mundo dedicado a exponer obras que han sido prohibidas ha asegurado que el sindicato SUT ha impedido la normal entrada al museo de los visitantes: "Durante este tiempo, las coacciones e injurias derivadas de esta situación han afectado el funcionamiento habitual del espacio, y las pérdidas se han vuelto insostenibles".

Caída de ingresos y crecimiento

El museo ha registrado una caída del 75% de los ingresos respecto al año anterior y, en lo que se refiere a las previsiones previstas de crecimiento, ha habido una caída del 95%. Ante este escenario, el equipamiento ha cerrado con "la voluntad de transformarse en una colección nómada con exposiciones itinerantes en todo el mundo".

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"Una colección que se mantendrá viva para convertirse en un punto de encuentro de reflexión para hacer frente a la censura", ha explicado el equipo del museo, cuyo impulsor es el periodista y empresario Tatxo Benet.

Despidos y protestas para pedir mejores condiciones

La huelga comenzó después de que en enero el museo decidiera rescindir el contrato de una empresa que tenía subcontratada con siete trabajadores, que fueron recolocados en otros equipamientos de la ciudad.

Los empleados decidieron acudir al sindicato SUT para protestar por los despidos y pedir mejores condiciones laborales para los que seguían en el museo. En un comunicado, el sindicato lamentó la "mezcla de hipocresía y cinismo" del museo al rechazar su huelga y detalló que la mayoría de visitantes decidían no entrar en las instalaciones al conocer la situación de los huelguistas.

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