Gastronomía

Comer por los ojos: Álex Froloff, el fotógrafo que captura la esencia de platos de alta cocina en Barcelona

Álex Froloff, el fotógrafo que captura la esencia de platos de alta cocina en Barcelona. Informativos Telecinco / Pablo Gil
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BarcelonaCapturar la esencia de un plato ha llevado a Álex Froloff a fotografiar más de 300 cocinas, entre ellas las de restaurantes con estrellas Michelin. Un arte de capturar texturas y aromas que lleva a cabo desde hace ocho años y que, gracias a sus instantáneas, permite al público tener una primera experiencia culinaria por la vista antes de que se la lleven a la boca.

"Es importante trabajar al detalle. Los restaurantes han pasado mucho tiempo para elaborar un plato y tú debes ser igual de exigente", explica a Informativos Telecinco Álex Froloff, que desde 2017 ha realizado centenares de fotografías en coctelerías, restaurantes o bares y bodega.

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Para realizar esta labor, lo primero que lleva a cabo el fotógrafo gastronómico antes de 'disparar' su objetivo es captar la esencia del establecimiento: "Intento llegar al restaurante, tocarlo, sentirlo, sentarme y ver cómo ocurre la experiencia. Una vez te impregnas de todo ello es cuando pones la luz, coges la cámara y haces la foto".

"Debes ser igual de exigente"

Un arte donde parte de la complejidad para que el público coma por los ojos con sus fotografías recae en la luz. "Los restaurantes no están pensados para hacer fotos, sino para vivir una experiencia íntima. Lo que pasa es que con esta luz los platos no se ven en su máximo esplendor. Ahí es donde entran los flashes para que el plato se vea perfectamente iluminado", destaca Àlex Froloff.

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Para que el resultado sea más que óptimo, cada detalle cuenta: "Los restaurantes han pasado mucho tiempo para elaborar un plato y tú debes ser igual de exigente. A diferencia de la fotografía publicitaria, aquí hago la foto después de emplatar, a menudo tengo pocos minutos antes de que el plato se deshaga".

Una vez apretado el pulsador de la cámara, llega la parte más "sutil" de su proceso artístico: "Lo más difícil es el retoque, puedes tocar el color pero no modificar el plato. No puedes trabajar tanto el color, tiene que ser invisible al ojo humano", añade el fotógrafo gastronómico.

"No tenemos una segunda oportunidad para el plato"

Lo mismo ocurre con la capacidad de capturar cada aroma y textura: "Trabajamos con los ingredientes finales, no modificamos nada. Ese aire o espuma tiene que ser muy bien aprovechado porque no tenemos una segunda oportunidad para el plato". Por ello, cada fotografía va más allá del plato como catálogo.

"Hay que contar toda la historia: cómo el chef lo elabora, cómo selecciona los productos, cómo lo emplata, como lo sirve a la mesa, como te sirve la copa de vino", apunta Àlex sobre un día a día donde la faena bien hecha es palpable desde los ojos del propio chef del restaurante.

"Lo más gratificante es cuando el chef ve la foto en la tablet, cuando ves que sus ojos se abren y les sale la sonrisa al ver el plato que han creado, me llena de mucha felicidad. Luego hay otros momentos como un restaurante con el que llevas trabajando mucho tiempo obtiene la estrella u otros reconocimientos, te sientes partícipe en ese resultado", culmina.

"La calidad se nota"

Un auténtico arte que para Germán Espinosa, copropietario y chef restaurante Mae con una estrella Michelin, es importante que "el fotógrafo entienda la filosofía" del lugar: "Hemos trabajado con otros y cuando alguien transmite lo que quieres mostrar en el plato ese es tu fotógrafo".

"La calidad se nota. Crear un plato tiene trabajo y es una inversión que recomiendo. Muchos comensales publican fotos de platos en redes, estamos encantados, pero muchas fotos no muestran el mensaje que queremos dar", culmina.