Investigadores hallan en Argentina los restos del "dragón de la muerte", el mayor reptil volador de Sudamérica

Una nueva especie de reptil volador, y el más gigantesco conocido hasta el momento en Sudamérica, acaba de ser descubierto en Argentina. El Thanatosdrakon amaru al que los científicos llaman el "dragón de la muerte" medía más de 9 metros y vivió hace casi 90 millones de años.

Los huesos fósiles del dragón pterosaurio han sido hallados en un yacimiento próximo al Río Colorado de Mendoza (Argentina) por un equipo de paleontólogos del Laboratorio y Museo de Dinosaurios de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la UNCUYO (Universidad Nacional de Cuyo).

El afloramiento de rocas donde se descubrieron los restos pertenece a finales del Periodo Cretácico, con una antigüedad de alrededor de 86 millones de años, estiman los investigadores. Los huesos se encontraban en perfecto estado, y pertenecen a varias partes del cuerpo de dos ejemplares del reptil, entre ellas varias vértebras y el esqueleto apendicular.

“Los pterosaurios (reptiles voladores) fueron un grupo muy singular de animales que vivieron desde el Triásico hasta el Cretácico y representan los primeros vertebrados que adquirieron la capacidad de volar activamente. Generalmente suelen confundirse con los dinosaurios, grupo cercanamente emparentado”, explica en un comunicado Leonardo Ortiz David, coordinador general del Laboratorio y Museo de Dinosaurios de la FCEN.

El "dragón de la muerte" es el reptil más grande de Sudamérica

El hallazgo del "dragón de la muerte" acaba de hacerse público en un trabajo que se desprende de estudios realizados desde 2014. Los análisis han permitido descubrir que el pterosaurio pertenece a la familia de los Azhdarchidae, un grupo de dinosaurios del Cretácico Superior del cual forma parte el famoso Quetzalcoatlus, el pterosaurio más grande del mundo.

Los restos de los dos especímenes encontrados en Argentina revelan que el Thanatosdrakon ha sido el reptil más grande de Sudamérica y uno de los más grandes del mundo. El más grande de ambos tenía una envergadura que se estima en más de 9 metros, y el pequeño de unos 7.

“Otro aspecto relevante es el estado de preservación de los restos fósiles, ya que es inusual hallar numerosos huesos de pterosaurios de gran tamaño y en buen estado de conservación. Este aspecto es crucial, ya que Thanatosdrakon preserva elementos nunca antes descubiertos en otros azhdárquidos gigantes”, explicó Ortiz.

Paralelamente, se ha analizado el entorno del lugar donde se hallaron los restos, para conocer más sobre el ambiente donde vivieron estos dinosaurios a partir de los sedimentos.