¿Cuál será la próxima generación de ordenadores? Spoiler: velocidades que no hemos visto

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Estas mejoras llegarán paulatinamente a nuestras vidasPixabay
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MadridLa constante evolución de los ordenadores no se detiene. Según va aumentando la demanda de procesamiento de datos, impulsada por la inteligencia artificial, la realidad extendida y el uso de la nube para almacenar datos, el sector tecnológico se va preparando para dar un salto que promete transformar la informática tal y como la conocemos.

Se prevé que la próxima generación de ordenadores sea la más rápida y eficiente hasta la fecha, que roce velocidades y capacidades nunca vistas y que parecían reservadas solo para las películas de ciencia ficción.

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Del silicio al futuro

Desde hace décadas, la industria de los semiconductores se ha basado en el silicio como material principal para fabricar los chips. La Ley de Moore, formulada en 1965 por Gordon Moore, cofundador de Intel, ha sido una brújula para poder predecir el avance de la informática, sin embargo, está llegando a su límite físico. Esta ley afirmaba que el número de transistores de un chip se iba a duplicar aproximadamente cada dos años, haciendo que su rendimiento aumentara a la misma vez que reducían los costes por transmisor. El tamaño de estos transistores se ha reducido a apenas unos nanómetros, y seguir por este camino plantea desafíos casi insalvables en términos de eficiencia térmica y energética.

Debido a esto, los investigadores buscan nuevas soluciones y materiales como el grafeno o el disulfuro de molibdeno, los cuales se postulan como candidatos muy prometedores para superar las limitaciones que presenta el silicio. Estos materiales aún siguen en fase experimental y se está investigando la manera de integrar estos materiales en procesos de fabricación de chips de nueva generación, de los cuales los ordenadores del futuro podrían beneficiarse, multiplicando por mil la velocidad de sus procesadores.

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La computación cuántica, un salto exponencial

La computación cuántica promete un cambio de paradigma completo. Los bits clásicos, solo pueden estar en estado “0” o “1”, mientras que los cúbits de la computación cuántica pueden existir en múltiples estados de manera simultánea por el fenómeno de la superposición.

Algunas empresas como IBM, Google y Rigetti Computing han comenzado a desarrollar ordenadores cuánticos funcionales, pero siguen siendo experimentales por el momento. En 2019, Google anunció haber alcanzado la “supremacía cuántica”, cuando su ordenador cuántico Sycamore resolvió en 200 segundos un cálculo que a un superordenador clásico le habría llevado 10.000 años.

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En 2030 se espera que los ordenadores cuánticos comiencen a resolver problemas reales como la criptografía o la simulación de redes logísticas a gran escala. Hay que destacar que estos ordenadores no van a sustituir a los ordenadores clásicos, sino que convivirán ambos.

Inteligencia Artificial integrada en el hardware

Otra de las revoluciones que va a marcar la próxima generación de ordenadores es la integración profunda de la Inteligencia Artificial en el hardware. Hasta el momento, la mayoría de las aplicaciones de IA funcionaban sobre la CPU o tarjetas gráficas. Pero, se está viendo un auge de chips diseñados exclusivamente para tareas de aprendizaje automático, como es el caso de los Tensor Processing Units (TPU) de Google o los Neural Engine de Apple.

Estos chips van a permitir ejecutar algoritmos de IA con una eficiencia energética nunca vista, acelerando el procesamiento de datos y reduciendo la necesidad de conectarse constantemente a la nube.

Se prioriza la eficiencia energética haciendo ordenadores más sostenibles

La siguiente generación de ordenadores no solo va a ser más rápida, sino que va a ser más respetuosa con el medio ambiente. Según la Agencia Internacional de Energía, los centros de datos consumen un 1% de la energía mundial, y debido al crecimiento exponencial de la demanda, la eficiencia energética se ha convertido en una prioridad estratégica.

Los diseños de bajo consumo energético, la utilización de arquitecturas ARM, como los nuevos chips de Apple con los M1 y M2, y el desarrollo de técnicas de refrigeración líquida avanzada están ayudando a reducir este consumo energético de los sistemas de alto rendimiento.

¿Qué supone todo esto para el usuario?

A pesar de que muchos de estos avances parecen lejanos o solo para laboratorios de investigación, la realidad es que, poco a poco, van a ir llegando a los usuarios de a pie. Los dispositivos personales se van a beneficiar de velocidades de procesamiento que permitirán realizar tareas que hasta ahora ni se imaginaban como la edición de vídeos 8K en tiempo real o jugar a videojuegos hiperrealistas, incluso disponer de asistentes virtuales que sean capaces de anticipar nuestras necesidades.

Evidentemente, la próxima generación de ordenadores no va a llegar de manera repentina, sino que va a ser una combinación de distintos avances que se irán integrando de manera progresiva. Lo que sí que está claro es que nos dirigimos hacia una era donde las limitaciones actuales van a quedar atrás, abriendo una puerta a una informática mucho más potente de lo que hemos imaginado.