Un estudio científico publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences ha confirmado la teoría de la empatía-sistematización y sus diferencias en el cerebro de las mujeres y de los hombres, así como la denominada teoría del cerebro masculino extremo del autismo.
La primera de ellas, planteada por primera vez por Simon Baron-Cohen -uno de los investigadores del informe- en un intento de dar explicación a las causas del Trastorno del Espectro Autista (TEA). Desde los inicios de esta teoría, su propio autor aseguraba no estar demostrada.
Según Cohen, la principal diferencia entre el cerebro de un hombre y el de una mujer reside en dos rasgos: la empatía y al sistematización. Tradicionalmente, al sexo femenino se le atribuye una mayor capacidad empática y al masculino mayor capacidad sistematizadora. Sin embargo, existen casos de mujeres con tipo de cerebro masculino y viceversa.
La vinculación de estas hipótesis con el autismo reside en que, según los expertos, un paciente con este trastorno presenta un tipo de cerebro extremadamente masculino. Es decir, más sistematizador y muy poco empático.
El estudio, probado en una muestra de más de medio millón de personas de Reino Unido, confirma la idea del cerebro de tipo E (Cerebro femenino más empático que sistematizador) y del cerebro tipo S (cerebro masculino, más sistematizador que empático).
Además, reafirma también la teoría del cerebro masculino extremo (Tipo S) como más susceptible de padecer el espectro autista, la cual determina que los pacientes presentan una puntuación por debajo de la media en empatía y por encima de este a nivel de sistematización.
Ahora bien, los resultados del estudio no reflejan que las personas con trastorno autista carezcan de empatía, sino que les cuesta más desarrollar solo la parte cognitiva de esta; aquella que otorga la capacidad de reconocer lo que otra persona está pensando o sintiendo.
Como tampoco significa que solo los hombres pueden padecer TEA, ya que las mujeres también pueden aunque dispongan de un cerebro extremadamente masculino. Aunque sí podrá dar una explicación a por qué se registran más casos de autismo en hombres que en mujeres.