Google espía a los niños: los padres se enfrentan al coloso tecnológico

Dos niños juegan con el cartel de Google en la oficina en Beijing, China. Reuters
  • "Hoy en día, no hay una fórmula eficiente para autenticar a los menores”

  • "Hay que distinguir cuando la tecnología es un juguete o un peligro”

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El coloso Google está pagando caro 'espiar' a los menores. El gigante tecnológico ha tenido que abonar una millonaria multa al gobierno estadounidense por no tomar las medidas adecuadas para que los menores no tengan acceso a publicidad e imágenes inapropiadas en Youtube -plataforma de su propiedad-.

Las autoridades estadounidenses indicaron que, para principios de 2020, Google debía quitar la publicidad personalizada en contenido infantil, fuera visto por menores o no. Unos cambios que aún no se han producido. “Que yo sepa no se han producido. Ahora mismo han pagado una multa que ronda los 150 millones de euros. El problema es la edad de las personas afectadas. La ley de consentimiento de los menores en España se establece hasta los 14 años. En Estados Unidos son 13. Si un menor navega sin supervisión de los padres y se crea perfiles en las redes sociales sin consentimiento, es ilegal”, señala a Informativos Telecinco Ofelia Tejerina, profesora del Máster de Acceso a la Abogacía de Comillas ICADE y experta en Derecho Informático y de seguridad.

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Google recopiló datos de los menores para dirigir anuncios personalizados a través de su plataforma y sacar rendimiento económico, un hecho que indigna a los padres. Antes de ser multado por este caso, también fueron penalizados con 1 494 millones de euros por abusar de su dominio en publicidad online durante diez años a través de Google AdSense. “Google no tiene que imponer normas”, comenta Tejerina.

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El problema de cómo autenticar a los menores viene desde hace más de una década. “Es un problema que tienen las redes sociales desde hace 15 años. Una de las primeras ideas fue escanear el DNI para identificar la edad. Pero, de esta forma, le das a la plataforma una base de datos de menores brutal. Era peor el remedio que la enfermedad. Hoy en día, no hay una fórmula eficiente para autenticar a los menores”, asegura.

La Comisión Federal del Comercio, FTC por sus siglas en inglés, 'arremetió' contra Google después de que 23 grupos en defensa de los derechos de los niños se pronunciaran en su contra. Según apuntan, el gigante tecnológico recopilaba información personal de los niños, incluyendo ubicación, identificadores de dispositivo y números de teléfono. Todo el rastreo, sin consentimiento.

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"Hay que distinguir cuando la tecnología es un juguete o un peligro”

“El procedimiento es que cuando se detecta la actividad de un menor sin consentimiento, el algoritmo lo detecta y lo bloquea. El problema está en que las empresas creen que los menores abren el perfil en la Red con permiso parental, solo se dan cuenta con una denuncia o con un defecto anómalo. La responsabilidad de vigilancia corre a cargo de los padres hasta el punto de que, cuando se habla de intimidad, hay que distinguir si los responsables de los actos son los propios menores o son sus padres”, destaca Tejerina.

Los ‘pescadores’ de servicios trasladan la responsabilidad a los padres y tutores, pero es trabajo de todos. La publicidad, siempre y cuando no vaya contra los valores de los menores, no iría contra la norma. “Se promocionan sin consentimiento productos como juguetes, material escolar, videojuegos o material educativo audiovisual. Los anuncios que se cuelan, que los padres no supervisan, buscan manipular a esos menores. Hay canales que pueden aparecer que promueven la anorexia, por ejemplo. Son contenidos nocivos muy difíciles de controlar sin supervisión parental. Esto es responsabilidad de los padres añadida a la de los docentes de los colegios. Hay que distinguir cuando la tecnología es un juguete o un peligro”, señala la experta.

¿Nos están espiando? Ya no es casualidad que hablemos con nuestro dispositivo cerca y nos aparezca publicidad relacionada momentos después mientras navegamos. “Sí, nos están espiando. Recopilan toda la actividad que hacemos, ofrecemos información de carácter personal continuamente. Pueden ver lo que nos gusta, lo que no, lo que hemos hecho durante una época, lo que no… Por ejemplo, es como si me dan un teléfono de empresa y me dicen que solo es de uso laboral. Si me han avisado de los límites, luego no me puedo quejar si incumplo la norma. La obligatoriedad de cumplir la ley está puesta para que nadie se sienta espiado”, explica la docente de ICADE.

Las grandes marcas, pese a todo, se defienden. “El problema de Google es que tras cometer irregularidades, hacen obras de limpiado de imagen, branded-content. Pero nosotros también tenemos cierta responsabilidad que olvidamos”, dice Tejerina.

Muchos colegios españoles promueven la marca Google para atraer más al alumnado. “Es peligroso. Google no puede ofrecer la misma seguridad en el contrato que la que puede tener un prestador de servicios en la nube con sede - exclusivamente- en España. Si yo tengo una empresa, no se me ocurre subir información confidencial a la nube de Google. Tampoco haría tratos con otros socios a través de Google. Las multas le dan igual, todo les compensa en comparación a lo que pueden conseguir”, añade.

“Las apps de Google son prácticas y gratuitas. No siempre ofrecen las garantías necesarias. No hay un responsable que pueda hablar sobre las anomalías. Todo esto se firma en un contrato de encargo de tratamiento de datos. Si tuviera un colegio no utilizaría ese tipo de herramientas", explica.

Youtube Kids, entre otros servicios, se muestra como un ejemplo de contenido para menores, pero no es totalmente fiable, en cuanto a los datos. “No considero que ofrezca todas las garantías necesarias para que se pueda regalar los datos de los menores alegremente sin ningún tipo de restricción. En cuanto a material o contenidos para menores buscaría aquí, pero lo que tienen que hacer los padres es un control de navegación, un control parental. Yo a mis hijos les limitaría los contenidos a visitar", concluye la experta. Los padres tendrán más tarea si cabe para controlar lo que ven sus hijos.