Serendipia: la vacuna de AstraZeneca y otros cinco hallazgos médicos inesperados

  • Los usos de la aspirina, viagra, valium, heparina o minoxidil fueron hallazgos fortuitos

El lunes 23 de noviembre de 2020 la empresa AstraZeneca comunicó los resultados preliminares de la eficacia de su vacuna contra el coronavirus. Los datos muestran que un error en la dosificación ha provocado que un grupo de personas del estudio haya recibido media dosis y luego una dosis completa en lugar de dos dosis completas.

Esto, que en principio podría esperarse nefasta, sorprendentemente ha aportado una circunstancia interesante, ya que la eficacia de la vacuna en el grupo que recibió la dosis normal ha sido del 62%, mientras que en el grupo que ha recibido la dosis disminuida ha sido del 90%. Sin embargo, para validar estos datos es necesario un estudio adicional por lo que, de momento, la confianza en la vacuna se ha visto comprometida.

No es ni mucho menos la primera vez que en la historia de la ciencia el objetivo inicial de una investigación ha derivado en hallazgos valiosos e inesperados de manera accidental, por meras coincidencias, golpes de suerte o eventos rocambolescos que han fructificado en la consecución de productos sobresalientes. Es lo que denominamos serendipia.

De la úlcera a la calvicie

En la década de 1950 la farmacéutica Upjohn Laboratories desarrolló un compuesto para tratar úlceras, pero en ensayos con perros la sustancia demostró ser un potente vasodilatador. Upjohn sintetizó más de 200 variaciones del compuesto, incluida una en 1963 a la que denominó minoxidil. El minoxidil fue aprobado en 1969 como tratamiento contra la presión arterial, pero en 1980 el doctor Anthony Zappacosta describió en la revista científica New England Journal of Medicine el crecimiento del pelo en el cuero cabelludo de un varón de 38 años afectado de calvicie que estaba siendo tratado su hipertensión con minoxidil.

Ocho años después la Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) aprobó el minoxidil para tratar la calvicie en los hombres. En la actualidad, el medicamento está disponible sin receta en muchos países, incluida España donde se comercializa en diferentes productos de aplicación externa y local.

Las propiedades inesperadas de la aspirina

Analgésicos como la aspirina, inmunosupresores como la ciclosporina o antibióticos como la penicilina y las cefalosporinas fueron descubiertos por accidente. La aspirina se desarrolló buscando una sustancia que actuara como antiséptico interno, pero se constató que era ineficaz para este propósito. Sin embargo, la aspirina demostró sus propiedades como antipirético y analgésico, una cualidad que la convirtió en uno de los fármacos más populares del mundo.

En los años 20, la aspirina se producía en los sótanos de una farmacia de la Calle Regomir en Barcelona de una manera totalmente artesanal. En la actualidad, la planta asturiana de La Felguera en Langreo concentra la producción del 100% del ácido acetilsalicílico que la empresa Bayer utiliza como componente activo para fabricar su conocida Aspirina. Hoy el consumo diario de aspirinas ronda los 200 millones en todo el mundo.

Heparina: lo contrario de lo que buscaban

También la heparina fue descubierta por casualidad. En 1916 un estudiante de segundo de medicina de la Universidad Johns Hopkins Medical School en Baltimore (Maryland, EE. UU.) llamado Jay McLean investigaba con extractos de hígado y corazón de perro para purificar sustancias procoagulantes (cefalinas), pero por sorpresa obtuvo una sustancia que hacía justo lo contrario, era anticoagulante.

William H. Howell, catedrático en Fisiología en la Universidad Johns Hopkins y jefe de la investigación de McLean se convenció de la importancia del hallazgo cuando observó cómo la sangre fresca de un gato no coagulaba al agregar la sustancia descubierta por el estudiante. Dos años más tarde, otro alumno llamado Emmett Holt Jr. extrajo otra sustancia, también liposoluble de hígado de perro, pero diferente a la de McLean. William H. Howell la denominó heparina. En la actualidad se producen unas 100 toneladas de heparina al año, que son extraídas del intestino de unos 300.000.000 de cerdos.

Investigando tintes dio con el valium

A principios de la década de 1930, Leo Sternbach, un estudiante de posgrado en la Universidad Jagellonian en Cracovia (Polonia), sintetizó varios compuestos de benzoxadiazepinas intentando desarrollar nuevos tintes sintéticos. No tuvo éxito, pero en 1954, inspirado por el fenomenal éxito de la clorpromazina, antipsicótico que revolucionó la psiquiatría, reanudó su investigación con las benzoxadiazepinas esperanzado de encontrar compuestos psicofarmacológicos. Por desgracia, las 40 sustancias que sintetizó eran farmacológicamente inertes. Sternbach decidió estabilizar una de las benzoxadiazepinas. Marcó el compuesto estabilizado como Ro 5-0690, y lo colocó olvidado en un estante.

En 1957, durante una limpieza de laboratorio, reencontró a Ro 5- 0690 y ya puestos realizó una evaluación farmacológica. El análisis resultó positivo. La estructura de Ro 5-0690 se identificó correctamente como 1,4-benzodiazepina, la primera benzodiazepina ansiolítica que se comercializó en 1960 bajo la marca de Librium. Sternbach continuó con sus investigaciones y tres años después desarrollo el diazepam, un derivado de la 1,4-benzodiazepina y que fue comercializado con el nombre de valium, el tranquilizante más recetado e icónico del mundo.

De la hipertensión al viagra

Quizás uno de los ejemplos más recientes y notables relacionados con la serendipia fue el hallazgo fortuito de las cualidades del sildenafil, el fármaco popularmente conocido como viagra (citrato de sildenafil). En 1986 un equipo de investigación encabezado por Simon Campbell y David Roberts, de la compañía Pfizer inició una línea de trabajo que buscaba compuestos para tratar la hipertensión arterial y la angina de pecho, una afección cardíaca que contrae los vasos que suministran sangre al corazón. La investigación condujo, más de diez años más tarde, al descubrimiento y desarrollo del compuesto UK-92,480 que fue bautizado con el nombre de sildenafil.

El sildenafil era una sustancia vasodilatadora que fue relativamente normal como terapia para la angina de pecho, pero que para sorpresa de todos inducía erecciones nocturnas o espontáneas. Resulta que el sildenafil, mediante la inesperada vasodilatación de las arterias del pene, relajaba el músculo liso de los cuerpos cavernosos, lo que incrementaba el flujo de sangre en el interior del apéndice facilitando de este modo la erección.

En septiembre de 1997, Pfizer presentó en la Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) y en la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) una nueva solicitud para el medicamento que incluyeron 8 años de investigación, 21 estudios clínicos en 13 países, 192 investigadores y casi 4.500 sujetos masculinos. La FDA autorizó el medicamento para el tratamiento de la disfunción eréctil en marzo de 1998 y la EMA, en septiembre de 1998.

El momento de la autorización de la viagra coincidió con la transición a la mediana edad de los ‘baby boomers’, la generación de los nacidos en Estados Unidos entre 1946 y 1964 durante la explosión de natalidad posterior a la Segunda Guerra Mundial. En marzo de 1999, el USA Today describió con rotundidad a la Viagra como "la pequeña pastilla azul que desencadenó una revolución sexual".