‘Una amenaza silenciosa en Gaza’, el documental que sigue al doctor Younis Awadallah en su lucha contra la polio en plena guerra
El doctor Younis Awadallah, a pesar de las dificultades, vacunó al 94% de los niños de la franja tras una epidemia de poliomielitis
La OMS confirma que Israel y Hamás han acordado "pausas humanitarias" en Gaza para vacunar contra la polio
La historia que recoge el documental "Una amenaza silenciosa sobre Gaza", cuenta cómo puede un equipo médico detener una enfermedad como la poliomielitis en medio de una guerra. El documental se desarrolla a través de dos trabajadores humanitarios, junto a sus equipos y con el apoyo de UNICEF, intentan vacunar a 600.000 niños y niñas de la franja.
Mientras el mundo entero se refugia en las playas, en Gaza el mar es también el único consuelo, aunque sus aguas no sean seguras. Con el 80% de las canalizaciones destruidas ha reaparecido el virus de la polio. Una enfermedad antigua que puede provocar parálisis en cuestión de horas, mortal y sumamente contagiosa.
El Ministerio de Sanidad palestino ya había advertido que la polio estaba erradicada desde hacía muchos años, pero que la dramática situación de la población tras la ofensiva israelí había deteriorado de forma extrema las condiciones de vida, favoreciendo la reaparición del virus. Señalaba entonces la falta de agua potable, la destrucción de las redes de alcantarillado, la acumulación de toneladas de basura, la inseguridad alimentaria y el hacinamiento en los centros de desplazados como factores que propiciaron esta epidemia.
Cada desplazamiento para vacunar suponía un riesgo mortal: la historia del doctor Younis Awadallah
El doctor Younis Awadallah, ya jubilado, revivió de golpe los años 60 al ver su regreso. Juan Haro, productor del documental, recuerda su compromiso. Relata cómo el médico decidió permanecer lejos de su familia para seguir vacunando a los niños, convencido de que el trabajo humanitario es una obligación moral.
La vacuna debe mantenerse refrigerada, pero en Gaza no hay electricidad estable y los generadores dependen de combustible que apenas logra cruzar la frontera. El hielo es un lujo inalcanzable y cada desplazamiento para vacunar supone arriesgar la vida.
Aun así, el doctor Yunes trabajó sin tregua, hasta agotarse, hasta llorar de impotencia. Una marca en el meñique es el símbolo de su esfuerzo. Contra todo pronóstico, logró vacunar al 94% de los niños de la franja.