Juan Gil, un gran latinista y humanista, elegido académico de la Lengua

AGENCIA EFE 05/05/2011 20:32

Gil Fernández, catedrático de Filología Latina de la Universidad de Sevilla desde 1971, consiguió el respaldo necesario en la segunda ronda de votaciones, en la que para salir elegido necesitaba un mínimo de 18 votos y él obtuvo 23. Hubo también cuatro votos en blanco.

La candidatura de Gil Fernández (Madrid, 1940) fue presentada por Salvador Gutiérrez, Emilio Lledó y Francisco Rodríguez Adrados. Ocupará el sillón "e", vacante desde la muerte de Miguel Delibes, en marzo de 2010.

Darío Villanueva, secretario de la Real Academia Española, comunicó a los periodistas el resultados de las votaciones: "Hoy sí que hay fumata blanca, a diferencia de lo que ocurrió con la vacante de Ayala", el pasado 7 de abril, cuando quedó desierta porque ninguno de los tres candidatos que aspiraban a ella consiguieron los votos necesarios.

"Juan Gil ha resultado elegido de forma muy holgada", dijo con satisfacción Darío Villanueva, antes de destacar que el nuevo académico "es un prestigiosísimo latinista", cuya dedicación a esta lengua clásica abarca no solo la época antigua sino también el latín medieval y el renacentista.

Juan Gil "es un humanista con un sentido muy amplio de su disciplina y es un filólogo que ha indagado sobre la cultura, la sociedad y la historia", señaló el secretario.

"Es uno de los grandes especialistas en el uso de la lengua latina de lo que es Hispania y de lo que son los reinos españoles medievales y también en el Renacimiento", señaló Darío Villanueva.

Sus investigaciones han dado lugar "a una fecunda herencia de la disciplina desde su cátedra de Sevilla", y, además, tiene "una obra amplísima sobre las minorías mozárabes y los judíos conversos, todo ello en relación con la Inquisición".

Juan Gil se ha ocupado también de una faceta "realmente interesante: la proyección de los mitos y las leyendas de la Europa clásica y medieval en la visión que los primeros españoles y europeos se construyeron de América a partir de 1492", subrayó el secretario de la RAE.

Gil Fernández es un gran experto en Colón y esta última dimensión de sus investigaciones ha provocado "un enorme interés en el mundo entero, especialmente en Italia", pero también en otros lugares donde sus obras han sido traducidas, como en Japón, agregó Villanueva.

La Academia necesita latinistas, y la contribución de Juan Gil será muy válida para los trabajos de esta institución.

La dimensión americana del nuevo académico será "muy útil" para las obras que la RAE hace en estrecha colaboración con las Academias hispanoamericanas de la Lengua Española, dentro de la política lingüística panhispánica, dijo Villanueva.

En una entrevista con EFE, Juan Gil defendió con pasión la necesidad de saber latín y griego "para entender nuestro pasado" y aseguró que "es un error manifiesto creer que las humanidades no valen para nada"

Ser académico "es el sueño de todo filólogo, es la culminación de una vida", decía también Juan Gil (Madrid, 1940), que ha consagrado la suya al latín y ha publicado más de 300 investigaciones sobre esta lengua.

Su amplitud de miras lo ha llevado a especializarse en el latín de los visigodos y en el de los mozárabes, y en el lenguaje de Cristóbal Colón, "un personaje fascinante":

"Colón es un escritor fantástico. Fue un mal gobernante, un mal caudillo, pero, desde el punto de vista intelectual, es fascinante verlo razonar en sus escritos y ver cómo intenta explicar el nuevo mundo", afirma Juan Gil, que ha estudiado "las ideas cosmográficas" del genovés e "incluso sus cuentas".

"Eso de que murió en la pobreza y en la ingratitud de España no es cierto. Colón murió millonario y cobrando el diez por ciento de las Indias, y era un dineral lo que le correspondía", señala Gil Fernández, que ha investigado a fondo estas cuestiones en los archivos de Sevilla.

Hermano del helenista Luis Gil -"entre los dos nos repartimos el mundo clásico"-, Juan Gil subrayó que el latín y el griego han ido perdiendo terreno en los planes españoles de enseñanza, y cree que "si el instituto cierra las puertas a las lenguas clásicas, o a las humanidades en general, unas y otras desaparecerán".