Leiva, un mordisco al corazón en 'Cuando te muerdes el labio'

  • Leiva acaba de lanzar su nueva obra discográfica, 'Cuando te muerdes el labio'

  • Quinto disco del artista donde las voces femeninas son las protagonistas

  • Tras diez años con Pereza, su carrera en solitario le ha convertido en una de las figuras más importantes de la industria discográfica

Lo fácil tras una década de éxitos es dejarse llevar por la propia inercia del momento, pero Leiva dice “odiar toda esa movida de la zona de confort” como reza en una de las canciones de su nueva obra “Cuando te muerdes el labio”, en la que apuesta por seguir generando “infinitos”. Lejos de continuar el camino andado con Pereza, y quizás en su momento álgido tras diez años de carrera junto a Rubén Pozo, el músico de Alameda de Osuna ponía fin a su historia para comenzar otra, la que diez años después habla de uno de los artistas de mayor prestigio, talento y éxito de la industria musical nacional.

Si de 2001 a 2011 acotamos la carrera discográfica con su ex banda, el próximo año será en el que Leiva cumpla diez años con su nombre. El invierno de 2012 vio la luz “Diciembre”, el primer paso de su aventura en solitario, un “retoño” musical que presentaba en un doble concierto en La Riviera, dando sus primeros pasos de la que a la postre ha sido su fructífera y aplaudida nueva vida musical.

La nostalgia de miles de oyentes sigue viva hoy, como dejaban ver este verano en el Náutico de San Vicente en una actuación de Iván Ferreiro, donde una década después, unos pocos privilegiados volvían a disfrutar por un día de Rubén y Leiva bajo los acordes de “Margot” y “Lady Madrid”.

El ingrediente de Leiva como artista ha sido “abrirse en canal”, escribir canciones de un gran legado interpretativo que ha acrecentado su persona, amén de unas composiciones de altura, siendo ese cómplice musical con el que muchos se sienten identificados ante un gran contador de historias en las que los amores, rupturas, sueños musicales y miedos quedan reflejados de una manera muy personal.

Diez años han pasado desde el primer salto que fue su disco “Diciembre”, y dos después cargaba la “Pólvora” en un segundo paso al frente del artista, escalando como número uno durante varias semanas en España con un movimiento musical entre el rock y las baladas, reflejo de la figura de un músico que iba a más pero que aún tenía mucho que decir.

No es casualidad que tuviéramos una ausencia discográfica de cuatro años, los “Monstruos” de su cabeza se convertían en los nuestros, en un disco que es ejemplo de aceptación personal, con sus cosas buenas y malas, donde se miraba al espejo para liberarse de un montón de cosas.

El artista madrileño daba el salto definitivo con historias de vida a las que agarrarnos, infalible como compositor de melodías, cruzando la barrera de las temáticas románticas. Sentir en profundidad le valía para conseguir el disco de oro y dejar un legado canciones que son ya culto musical: “Breaking bad”, “El último incendio” o “Monstruos” como historia del pop rock español contemporáneo.

No es fácil afrontar un nuevo reto musical tras el reconocimiento extendido y el aplauso multitudinario resonando en tu cabeza, donde tuvo dos “llamadas”, la de Sabina para producir “Lo niego todo”, y la segunda con la película del mismo nombre, ese regalo con el que hacer más grande su nombre. El film servía para que el músico grabara una exitosa canción y con la que subiría a un escenario de altura, el de los Premios Goya de 2018 recogiendo el galardón a “Mejor canción original”.

Un premio diferente y un lugar privilegiado que dedicó a sus cuatro actrices guardando una mención especial para su pareja: “y quisiera compartir este premio con mi compañera del camino, Maca García, que te quiero un montón” decía en un escenario distinto, reflejando esta vez sus sentimientos en público sin música detrás que le acompañara. Todo ello para un artista muy celoso de su vida privada, al que le hemos conocido en contadas ocasiones sus amores como fueron Alba Molina y Michelle Jenner, hasta dar con la llamada del amor actual.

2019 fue su año “Nuclear” con el que volvía a dar un golpe en la mesa. Siendo un disco continuista en la fórmula, volviendo entonces a regalar algunas de sus mejores canciones, “Como si fueras a morir mañana”, de bajones existenciales en su temática para afrontarlo con “Superpoderes” musicales ante los golpes de la vida, y hablando claro de la autodestrucción y las relaciones cuando “A ti te ocurre algo”.

La apertura natural y su forma de componer consiguen algo complicado, aunar a diferentes tipos de oyentes alrededor de sus composiciones como retratos de amor, miedos y vida en forma de revulsivo musical que acompañar en los buenos y malos momentos.

Y en su buen hacer cinematográfico, la televisión volvía a llamar a su puerta para crear una nueva composición, “Nunca debiste cruzar el Mississippi” de la serie Veneno, y con la que hacía una clara referencia al éxito de un personaje que aupó la pequeña pantalla con el programa de Pepe Navarro, “Esta noche cruzamos el Mississippi” de Telecinco.

A punto de cumplir los diez años de carrera con su nombre y el estatus de gran estrella, acaba de lanzar su nueva obra “Cuando te muerdes el labio”, ese disco en el que vemos otra personalidad y estilo que ha querido hacer brillar con formas femeninas, invitando a lo largo de casi una hora musical a grandes nombres del espectro musical, véase Zahara, Natalia Lafourcade, Natalia Lacunza, Ximena Sariñana o Nina de Morgan, entre otras.

En busca de la emoción

Esta obra es el reflejo de un músico que busca emocionar, apostando en un momento concreto por dar mayor visibilidad a catorce grandes artistas y amigas, a las que en realidad otorga absoluto protagonismo. Sentimos que su personalidad está presente, pero donde su momento vital y sus emociones son manejadas a través de las voces femeninas.

Diez años de historia de un músico de un tipo que cantaba «la vida me ha cambiado en un segundo extraño, demasiado brillo, demasiado impacto, me ha venido grande para ser exacto, ya sé que no es para tanto» antes de cumplir “cuarenta en cuarentena” que decía en “La estación eterna” esa que todos vivimos confinados desde nuestras ventanas, muy lejos de aquel invierno que fue su “Diciembre” de hace diez años.

El brillante relato de Leiva se convierte ahora, una década después, en un pequeño regalo para un mundo que intenta normalizarse y cuyas nuevas canciones con su antiguo legado, sirven para darnos la mano en un recorrido menos nuclear y más emocional con el que mordernos fuerte el labio.