Nativel Preciado nos traslada a África en su nueva novela: "No puede haber tanto gorrón viviendo de quien no tiene nada"

  • Acaba de publicar su último trabajo, 'El santuario de los elefantes', Premio Azorín de novela

  • Un libro en el que la escritora y periodista reflexiona sobre la codicia del primer mundo y el expolio de África

  • Una novela de aventuras que es un canto a la naturaleza y a la justicia

Una cena compartida por motivos laborales con un grupo de "ricos insaciables", un viaje en yet privado con personas "frívolas, amorales y llenas de codicia"... No se trata de ficción, sino de hechos reales que la propia Nativel Preciado (Madrid, 1948) vivió y que han servido de germen para su última novela. "A lo largo de mi carrera profesional me he topado en varias ocasiones con gente de esta calaña. He escuchado atónita lo que decían y pensé que había que contarlo. Viven en una realidad tan ajena a la del resto que veía necesario retratar ese mundo", confiesa a NIUS la escritora y periodista.

El resultado es El santuario de los elefantes (Planeta), un libro de aventuras, "un cuento para adultos" ambientado en África, que espera haga reflexionar a los lectores cuando vean que sus protagonistas, "unos millonarios desalmados que viajan a Tanzania con la intención de esquilmar el país no salen muy bien parados".

Pregunta. ¿Es una novela contra los ricos?

Respuesta. No contra los ricos en general. Solo contra esos potentados que se dedican a especular con el dinero, que siempre quieren más, que no tienen ningún tipo de moral para explotar lo que haya que explotar y acabar con quien haya que acabar para sacar adelante sus negocios. Contra esos sí va, y están reflejados en personajes de mi novela.

Adentrémonos en el argumento. Una pareja de multimillonarios españoles, Marcos y Elisabeth Blum, deciden organizar un viaje a Tanzania y reúnen a cinco de sus acaudalados amigos para convencerlos de que inviertan en unos lucrativos terrenos en África, con el objetivo de blanquear su dinero procedente de negocios turbios.

P. ¿Por qué has ambientando la novela en África?

R. Me pareció el contrapunto más adecuado. Ponerlos frente a una situación extrema donde les suceden todo tipo de cosas. Al ser una novela de aventuras les pasa de todo, viven situaciones grotescas, sufren accidentes, enferman, se enamoran, y se enfrentan entre ellos con auténtico ensañamiento.

Además me interesaba porque es un continente donde el desequilibrio de la riqueza es tremendo. Tanzania es un país donde se dan las mayores desigualdades, la pobreza más absoluta y el lujo en grado máximo. Me pareció el lugar adecuado para contar esta historia, esta alegoría.

P. La historia de los codiciosos occidentales que llevan siglos expoliando África...

R. Así es, en la novela no se revela nada nuevo, nada que no se sepa. Es literatura de ficción, pero que refleja problemas reales, acuciantes. El continente africano tiene una riqueza inmensa y parece absolutamente increíble que se les haya esquilmado de tal manera. Se sabe, por ejemplo, que sin lo que se importa de África, Europa se paralizaría: no habría coches, ni teléfonos, ni ordernadores, la alta tecnología se quedaría en cuadro y habría un paro impresionante.

No tiene sentido mantener esta situación. No puede haber tanto gorrón que quiera vivir a costa de los que no tienen nada.

P. La codicia, la avaricia, son protagonistas del libro...

R. Sí, es que no tiene sentido lo que está sucediendo en el mundo. No es normal que unos pocos acumulen tanta riqueza. Deberíamos ser conscientes de que la riqueza está mal repartida, de que es injusto. El sistema es insostenible. Yo no sé cómo se puede resolver. Ojalá lo supiera, pero el hecho de ser insostenible implica que haya que hacer algo para que se sostenga, o para cambiarlo, o para mejorarlo, o para arreglarlo.

Parece que hay indicios de que algo está cambiando, los grandes, desde Biden que tiene un discurso radical en este sentido, hasta el G-7 o la OCDE están dando pequeños pasitos para mejorar el reparto de la riqueza.

P. En el libro también se habla del negocio de la caza furtiva

R. Sí, la defensa de los animales, de los elefantes, toma protagonismo. Es demencial lo que las multinacionales y los coleccionistas pagan por el marfil de estos animales. Los furtivos acaban asesinando a este especie y a otras como los rinocerontes para dar de comer a sus hijos, los responsables no son solo ellos, sino quienes pagan por conseguir las piezas.

P. Y en una novela ambientada en África, con millonarios y safaris no has podido resistirte a dejar fuera la famosa cacería de elefantes en Botsuana del rey emérito, Juan Carlos I...

R. Era inevitable. Hay unas líneas sobre él. En un momento dado, los personajes comentan la famosa y dramática imagen del elefante. Es una una foto fija que está en la mente de todos, supone el inicio de su declive.

P. Has escrito el libro en plena pandemia. ¿Crees que se nota en algo?

R. Pues se tiene que notar a la fuerza, mira, por ejemplo, en la pandemia hemos descubierto qué es lo esencial, y esta gente avariciosa es absolutamente prescindible. La gente necesaria es otra, los científicos, los sanitarios, los barrenderos, los panaderos, los agricultores... todos sabemos ya lo que hace que se mueva el mundo, y cuál es la gente admirable y respetable y decente, y cuál es la gente indecente que no merece el menor respeto.

P. Esta es una novela completamente diferente a todas las que has escrito hasta ahora...

R. Sin duda, es la de más ficción de todas. Yo quería hacer una narración absolutamente inventada, una ficción sin reminiscencias de mi propia imagen, de mi vida. Algo que se alejara de lo que siempre he hecho y en lo que más o menos me manejo. Siempre he sido muy personalista en mis libros y quería hacer algo absolutamente diferente. Tuve muchas inseguridades y dudas porque en mitad del confinamiento, con el aislamiento total, me daba por pensar que igual esto era un espanto y no estaba a la altura.

P. Pues te llevarías una alegría al recibir por ella el pasado mayo el Premio Azorín de novela..

R. No te haces una idea la emoción que sentí. Me ha dado un chute de energía tremendo. Me ha servido de estímulo para creer en nuevos proyectos, para pensar que no estoy acabada, que por muy mayor que sea puedo seguir haciendo cosas bonitas. Ojalá la euforia me dure.

P. ¿Crees que a Azorín le gustaría tu libro, porque es muy de su estilo en el sentido de que prescinde de todo lo superfluo, como él defendía.

R. jajaja, pues no sé si le gustaría, pero es verdad que yo siempre he escrito con un estilo periodístico del que estoy muy orgullosa, yo trato de quitar todos los adornos que no aportan nada en la escritura. Cuando dicen, se nota que eres periodista, para mi es un honor, porque el estilo periodístico me parece no una deformación, sino una formación extraordinaria para hacer narrativa.

P. Has dicho varias veces que tu novela es un "cuento para adultos", ¿con moraleja o mensaje final?

R. buf, moraleja que cada uno saque la que quiera. Mensaje, sí, que basta ya de creerse que el homo sapiens es la especie elegida, que podemos disponer de todo sin tener en cuenta las consecuencias. Debemos mirar con más respeto a nuestros iguales y al planeta.

La pandemia ha demostrado que la naturaleza, en forma de virus, de lo que quieras, es mucho más poderosa que todas las multinacionales del mundo. Que un virus insignificante, aparentemente, ha puesto patas arriba a todo el planeta por primera vez en la historia. Quizás sea el momento de repensar el mundo.

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