Cumbre de Manzanares: indulta un toro de Cuvillo en La Maestranza

INFORMATIVOS TELECINCO / AGENCIAS 01/05/2011 11:42

El toro "Arrojado" fue, o dicho con más propiedad, es aún, puesto que sigue vivo, un animal con mucha clase. De extraordinario son y exquisita nobleza. Toro cuyo comportamiento en el argot ganadero llaman pastueño, seguramente porque acude a los engaños con una calma y bondad infinitas -la Real Academia matiza que "sin recelos"-, como si se tratara de un carretón que va y viene según los deseos del hombre que está delante, con mucha fijeza, empujando lo justo y desplazándose largo.

Un toro ideal para el torero. Pero, ¿y el público? ¿acaso ése es también el toro preferido por el público, para emocionarse y apasionarse por el espectáculo del toreo, en el que se enfrentan inteligencia y arte del hombre contra el empuje bestial del astado? Pues, no. está claro que la bravura es también, o debe ser, picante, o simplemente más "motor". Y al de Núñez del Cuvillo, en este sentido, le faltó "chispa".

El toro acudió alegre al caballo en los dos encuentros que tuvo. Incluso se dejó pegar, pero acabó yéndose. También en la muleta se largó dos veces a tablas. Algo muy bueno fue que duró mucho. Para resumir: toro con muchas cosas a favor y otras no tanto.

El indulto va dar que hablar. De hecho, en la misma plaza, con las celebraciones ya más relajadas, en el sexto toro, cuando el mismo Manzanares estaba preparándose para entrar a matar, gritó una voz del tendido bajo de sombra: "¡vamos a indultarlo hombre!". Ironía pura, que en Sevilla se da mucho.

En lo que sí es posible que haya unanimidad es en lo de Manzanares. El temple y el gusto, la ligazón que da unidad y ritmo a la obra, la parsimonia y la prestancia, la figura tan encajada..., y antes que todo eso la fuerza de la naturalidad de su toreo.

En lo fundamental, las series de derechazos y naturales, paró el tiempo para plasmar auténticos carteles. Y los remates y adornos, unas veces de trinchera, otros cambiándose de mano lo mismo por delante que por detrás, el molinete sobre la marcha, dándole a este pase su verdadera función al salir de lo más airoso de una situación comprometida. Para qué decir los de pecho, de pitón a rabo, vaciando la embestida a la hombrera contraria.

Inenarrable. Y más teniendo en cuenta que a pesar de la variedad que presidió el conjunto, las dos faenas fueron un calco. Manzanares se superó a si mismo. Y superó a todos. A todos, quede claro.

Aparicio apuntó cosas bonitas con el capote en el que abrió plaza, y también en el tanteo y la primera serie de derechazos con la muleta la plaza "crujió" por el encanto de su personal estilo. Pero al final no cuajó. Al cuarto le zurraron mucho en el caballo, y sin toro no fue posible.

Tampoco "Morante" fue mucho más allá de lo que prometió en un buen comienzo de faena a su primero, al no terminar de asentarse frente a un encastado toro que mereció más. El quinto "no sirvió", y el hombre ni se molestó en intentarlo.

Buena tarde de toreo de Manzanares. Y pese a las críticas que se esperan, bonito reconocimiento también al toro de Cuvillo que hoy hizo historia en La Maestranza.

La empresa Canorea llevaba cinco años sin querer contratar la ganadería de Núñez del Cuvillo. Como hace también tres ferias que no se acuerda de los toros de Victoriano del Río. Seguramente porque sale más barato pagar los desechos que la calidad. Claro que esta es una estrategia que a la larga le puede costar caro.

Julio Aparicio : bajonazo (algunos pitos); y dos pinchazos y estocada desprendida (pitos).

José Antonio "Morante de la Puebla : casi media y descabello (ovación); y pinchazo y cuatro descabellos (silencio).

José María Manzanares : sin llegar a simular la suerte de matar (dos orejas simbólicas); y gran estocada (dos orejas).

En , saludaron Curro Javier y Juan José Trujillo por estupendos pares en el tercero y el sexto, respectivamente, y con ambos compartió los aplausos Luis Blázquez. Y a caballo, Pedro Morales "Chocolate" picó muy bien al tercero cuadrillas