Aroa sufrió maltrato y cuenta cómo es la vida después: “Hay secuelas, pero ahora vivo sin miedo”

El amor es incompatible con el maltrato, aunque cueste verlo cuando estamos inmersos en una relación abusiva. Pierdes la autoestima, la libertad y la estabilidad emocional poco a poco. A veces, incluso pierdes a tus seres queridos porque tu pareja te manipula, les aleja y te aísla. Esto es violencia y salir de ese agujero oscuro es posible.

El testimonio de Aroa: "Ahora veo cosas que no eran normales"

Aroa tenía 19 años cuando comenzó una relación con su maltratador. Al principio, parecía normal, aunque había pequeños comportamientos que no le gustaban. El problema es que poco a poco él la aisló: se mudaron a otra ciudad en la que todos los amigos de Aroa eran los amigos de su maltratador. Tras cuatro años, algo hico clic en su cabeza y se dio cuenta de que eso no era amor. Ahora, con 28 años, comparte con Yasss cómo es una relación de maltrato y, sobre todo, cómo es la vida después.

Yasss: ¿Cómo era la relación al principio?

Aroa: Pensaba que muy buena, pero ahora veo cosas que no eran normales. Él me decía cosas muy bonitas, que era lo mejor que le había pasado en la vida, que le habían tratado fatal todas sus ex y que era afortunado de haberme encontrado, que no me iba a dejar escapar… Y claro, eso me gustaba. Pero luego había comentarios y actitudes que no me gustaban. Yo en aquel momento estaba estudiando la carrera y se enfadaba mucho cuando salía de fiesta o quedaba con mis amigas de clase. Le daba la vuelta y me decía que era porque le daba miedo perderme, pero cuando hacía planes sin él me hacía sentir muy culpable, y dejé de hacer planes. También me cambié de universidad a una a distancia el tercer año de carrera con lo que eso supuso. Lo hice para podernos ir a vivir juntos porque él me decía que una relación a distancia no iba a tener. Al final tuve que repetir asignaturas por las convalidaciones, perder amistades y aislarme mucho. Ahora me arrepiento, pero bueno.

Y: ¿Cuáles fueron los primeros indicios de que tu expareja te maltrataba?

A: Los primeros indicios yo creo que eran esos enfados cuando hacía mi vida, pero te hablo de cosas normales. Yo no era de salir todos los días de fiesta, igual una vez a la semana o cada dos semanas. Pues había broncas. O si tenía que hacer un trabajo grupal, decirle con quién estaba y si había algún chico ya empezaba a decirme que seguro que tonteaba conmigo y yo no me daba cuenta, que todos eran unos babosos y a meterme ideas en la cabeza. Pero yo no me daba cuenta de que eso era maltrato.

La primera vez que pensé “uy, esto no es normal” fue en una quedada con sus amigos. Nos acabábamos de mudar hacía poquito y yo no tenía confianza con la gente. Fuimos a tomar algo y bebió mucho, y se pasó toda la quedada vacilándome, haciendo bromas a mi costa y haciéndome sentir mal. Yo estaba incomodísima y me cabreé. Al irnos a casa, se lo dije y se cabreó él. Me dijo que era culpa mía, que era una borde, que sus amigos seguro que habían flipado con mi actitud, y en plena calle empezó a andar muy rápido enfadado y me dejó atrás. Llegó a casa y yo no llevaba llaves. Llamaba al timbre y no me abría, así que me fui a un banco y mandé audios a mi mejor amiga. Al rato él me llamó, volví y no sé por qué, borré los audios que había enviado a mi amiga para que no los oyese. Ahí me di cuenta de que me había tratado mal y de que me avergonzaba tanto que no quería que nadie lo supiese.

Y: ¿Cómo era tu salud mental durante la relación?

A: A rachas, pero mala. Cuando nos mudamos estuve muy muy muy mal. Me sentía sola, triste todo el rato, lejos de mi familia. Él me decía que tenía que poner de mi parte, pero estaba desmotivada. Discutíamos cada dos por tres, me hacía sentir tonta y egoísta por todo. Siempre era la misma escena. Yo lloraba y él me miraba sin decir nada, a veces se reía y todo viéndome destrozada. Y bueno, más adelante hubo también episodios de maltrato físico muy leves, pero que a día de hoy sé que es maltrato. Empujones, agarrarme del brazo y tirar de mí… Y amenazas de darme un tortazo y cosas así. Todo eso me hacía sentir desgraciada, pero lo peor era el maltrato psicológico sin duda porque era más constante. Eso me provocaba una mezcla de ansiedad y tristeza brutal. Y claro, la autoestima estaba por el suelo. Yo me veía horrible físicamente, me sentía tonta y aburrida, y pesada también. Por eso me costaba tanto salir, porque a veces pensaba que eso era lo normal, lo que me merecía.

El apoyo social es el mejor aliado contra el maltrato: "Mi madre es mi pilar junto a mi mejor amiga"

Y: ¿Tu entorno sabía lo que pasaba?

A: Algunas personas sí. Por ejemplo, a las amigas de la universidad no les caía bien él porque veían que me aislaba. A mi mejor amiga tampoco le gustaban ciertas actitudes. Mis padres en cambio no sabían nada. Y luego estaban sus amigos, que como era de esperar se pusieron de su parte antes y después de la ruptura. La cosa es que al estar lejos de mi cuidad, la gente sabía lo que yo contaba, que era poco. Mis padres sí que me han dicho que cada vez que iba a verles me notaban enfadada y que pensaban que era por ellos, pero que ahora saben que era porque no era feliz y que se sienten fatal por no haber hecho nada. No les culpo en absoluto y han sido mi gran apoyo después de romper y hasta hoy. Es más, antes de romper yo tenía muy mala relación con mi madre porque mi ex me comía la cabeza, y desde que cortamos es mi pilar, mi todo, junto a mi mejor amiga.

Y: ¿En algún momento de la relación te planteaste romper?

A: Al final sí, pero lo veía como algo muy lejano. A veces me imaginaba que él me engañaba porque así tendría una razón de peso para dejarle. O que se tuviese que mudar muy lejos y yo no me fuese con él. O incluso me imaginaba que él tuviese un accidente y yo por fin sería libre. Esto último lo he trabajado mucho en terapia porque me hacía sentir culpable y entendí que yo no deseaba que él muriese, deseaba ser libre.

Lo que sí que tenía muy presente, sobre todo los últimos dos años, es que no me imaginaba en un futuro con él.

Y: ¿Cuál fue el momento de inflexión que te hizo darte cuenta de que tenías que escapar de esa relación?

A: Pues fue una tontería. Era verano y mi mejor amiga me convenció para ir de viaje sin parejas, porque él siempre se acoplaba a los planes. Y nos fuimos dos días, salimos de fiesta con un grupo de amigos que ella tenía allí, hablamos un montón y de repente le conté todo. El hecho de soltarlo fue como quitarme un peso de encima y esa noche desde el piso en el que nos quedábamos, llamé a mis padres. Les conté todo y me dijeron que lo dejase y que volviese a casa. El apoyo de mi gente fue lo que me salvó.

Y: ¿Cómo reaccionó tu expareja a la ruptura?

A: Horrible. Lloraba, reía, se daba golpes a sí mismo, a la pared. Se dio cuenta de que iba en serio y todo fueron promesas. Yo lo tenía muy claro y me fui. Después fue contando que le había dejado por otro mientras me escribía para volver. Quería dejarme como la mala y eso me enfadaba mucho, pero entendí que hay gente que nunca te va a apoyar y que siempre se posicionará del lado del maltratador, que yo no podía hacerles ver la realidad si no querían. Con el tiempo me bloqueó y nunca hemos vuelto a hablar.

La vida después del maltrato: "Tengo las secuelas muy identificadas"

Y: Después de romper, ¿cómo cambió tu vida?

A: Fue muy duro porque saber que iba hablando mal de mi y que él salía de fiesta, se lo pasaba bien y tenía su vida intacta mientras yo estaba fatal, pues me dolía, no voy a mentir. Estuve unos meses muy hundida porque me costaba rehacer mi vida. A veces hasta me sentía culpable por haberle dejado. Pero poco a poco empecé a salir, a pasármelo bien y a tomar decisiones por mí.

He necesitado terapia durante mucho tiempo. En el momento de la ruptura, fui al médico porque tenía ataques de ansiedad y estuve medicada, pero decidí ir al psicólogo. Me ayudó, pero en Semana Santa de este año me di cuenta de que tenía todavía cosas pendientes y me animé a buscar otra vez ayuda con otra psicóloga. Estoy ordenando todo, entendiendo cosas que tenía muy guardadas dentro y superando las secuelas.

Y: A día de hoy, ¿experimentas alguna secuela del maltrato?

A: Sí. Las tengo muy identificadas, cosa positiva. Me cuesta mucho poner límites, a veces me siento pesada o egoísta por pedir lo básico en una relación, y cuando alguien me hace una broma (aunque sea con buena intención) me pongo muy a la defensiva.

Tengo miedo a contar lo que viví por miedo a que no me crean, y también a contar lo que siento por miedo a que no lo entiendan. Pero voy superando esto con mis amigos y amigas. Ahora mismo estoy rodeada de gente muy buena y esa es mi gran suerte.

También tengo culpabilidad guardada. Me arrepiento de muchas cosas a las que renuncié por mi expareja. El tema de la universidad me enlenteció mucho y creo que perdí experiencias, y me cuesta mucho pasar página y perdonarme. Es como que me aferro a lo que no viví.

Y luego está el miedo a que vuelva a pasar o a que le pase a alguien a quien quiero y no poder hacer nada. Así que sí, hay secuelas, pero ahora vivo sin miedo y eso es lo más valioso.

Y: ¿Qué le dirías a cualquier persona que vive una relación de maltrato como la tuya?

A: Les diría que se apoyen en sus amigas o familia, en quien sea que no les juzgue. Que hablen, que siempre habrá alguien que las entenderá, aunque tengan que buscar a esa persona en foros de Internet. Yo me acuerdo que escribía en consultorios porque me daba vergüenza contarlo a mis seres queridos y oye, no es lo mismo, pero me ayudaba a ir abriendo los ojos poco a poco.

Y les diría que de verdad hay salida y que cuanto antes lo hagas, más fácil será. Que la vida es muy corta para perder años y oportunidades por una persona que te asfixia psicológicamente.

Y para acabar, una frase de mi psicóloga: que la persona que te arruina la autoestima no puede ser la que te ayude a repararla. Que dejen de buscar consuelo en su maltratador, porque las hundirá más y más.