Chema, Juan, David y Daniel tienen relaciones en lugares públicos con desconocidos: “No es más sórdido que ir a la sauna”
El 'cruising' es tendencia en redes después de que Boris Izaguirre le contase a Broncano cómo le explicó a Rosalía su significado
Un libro recorre la historia de los encuentros sexuales en lugares públicos de los hombres homosexuales
Chema, Juan, David y Daniel explican en Yasss por qué practican cruising y cómo se iniciaron
Un espacio íntimo en un lugar público. Pueden ser los baños de un centro comercial, los arbustos de un parque o las dunas de una playa. Hombres paseando, una y otra vez, pos los mismos senderos. Contacto visual. Cuando es recíproco, un gesto leve con la cabeza. Como diciendo: sígueme. Los hombres homosexuales han tenido que buscar históricamente maneras de desarrollar su vida afectiva y sexual en los márgenes de la sociedad. Una de las prácticas más comunes de las pasadas décadas era esta: el cruising, los intercambios sexuales anónimos e inmediatos entre desconocidos, al abrigo de los recovecos de un mundo que todavía les perseguía.
En un momento en el que los bares y discotecas de ambiente y las aplicaciones como Grindr, que por cierto ya ha cumplido diez años, parecen haber terminado con la utilidad de estos espacios, el cruising se reivindica como práctica histórica. Un modelo alternativo y puramente gay de encontrar compañeros sexuales, que no imita modelos establecidos por la norma heterosexual. El escritor Alex Espinoza desgrana la herencia de este fenómeno en 'Cruising. Historia íntima de un pasatiempo radical'.
Carlos Valdivia, traductor de la obra al español para la editorial Dos bigotes, considera que "durante gran parte de nuestra existencia como individuos y como comunidad (incluso en el presente de algunos países), nuestras relaciones sexoafectivas han estado prohibidas o castigadas. El cruising sirvió como vía de escape para muchos hombres, que buscaban tanto tener relaciones sexuales con otros hombres como entablar lazos de amistad o pareja. En cierta forma, nos ha ayudado a vivir en ambientes en los que se nos negaba la existencia".
Un hombre fuera de la norma puede no encontrar satisfacción afectivosexual en el ambiente gay
Normas en el cruising
Buscando esa intimidad a espaldas de una sociedad que no les comprendía, la comunidad gay generó sus propias normas para el cruising, algunas tan sofisticadas como un sistema de pañuelos de colores que, según dónde y cómo se llevaran, indicaban unas preferencias sexuales u otras. "Actualmente, desde una perspectiva de hombre gay que vive en una ciudad occidental, el cruising ha perdido ese significado y se ha convertido en un fetiche, otra práctica sexual más", considera Valdivia, "aunque en muchos países aún mantiene ese matiz de vía de escape o de única vía posible a un deseo afectivosexual".
¿Tiene el mismo sentido para los homosexuales de 2020 practicar cruising? Valdivia apunta que "de un tiempo a esta parte, la comunidad gay ha empezado a aplicar conductas normativistas, y es ahí donde el cruising es subversivo o contestatario: un hombre fuera de la norma puede no encontrar satisfacción afectivosexual en el ambiente gay (en el que existe ya una norma respecto al cuerpo y el sexo), pero sí puede obtenerlo en un ambiente de cruising, donde no existen tales filtros o estándares”.