Adriana ha donado médula con 25 años y ha salvado una vida: "Parece complicado pero fue pan comido"

  • Cada año 6.400 personas son diagnosticadas de leucemia en España y para ellos el trasplante de médula ósea es la única esperanza

  • Con solo 25 años, Adriana ha querido contar su experiencia como donante de médula

Hay pequeñas acciones que logran grandes cosas. Nos sorprendería ver lo fácil que es ayudar a los demás con un simple gesto y lo que dudamos a veces. ¿El motivo? El principal es la desinformación y también el miedo. Dos razones que suelen echar para atrás a los que se plantean hacerse donantes de médula, que no terminan de dar el paso. Sin embargo, gracias a testimonios como el de Adriana se entiende mucho mejor todo lo que supone hacerse donante, además de explicarnos que todo es más sencillo de lo que parece.

Ha sido la Fundación Josep Carreras la que hecho público un texto que ha escrito esta chica de Formentera. Con 25 años, Adriana ya puede decir oficialmente que es donante de médula y de lo orgullosa que está de haber dado ese gran paso. Lo ha expresado así de sincera en un mensaje que acumula casi 8.000 'Me Gusta' y más de 600 comentarios de agradecimiento y admiración por lo que ha hecho.

Como ella, otros también dieron antes el paso (hay que recordar todo lo que movilizó Pablo Ráez con su optimismo y esperanza para impulsar la donación de médula). Su legado no ha caído en el olvido y ahora jóvenes como Adriana nos lo siguen recordando porque en contra de lo que se piensa es algo fácil y supone una nueva oportunidad para aquel que lo necesita. Es una muestra de solidaridad que puede servir para cualquier persona del mundo, pero que en su desconocimiento es donde se localizan sus principales 'peros'.

Por eso Adriana ha querido contar su caso y cómo se siente después de ser consciente de que con lo que ha hecho ya ha salvado una vida.

"Lo primero que pensé es que debía doler mucho"

Su camino para ayudar a los demás de forma altruista lo inició temprano. Con 18 años ya era donante de sangre y le tentaba dar el siguiente paso: hacerse también donante de médula, pero no lo terminaba de ver. En su mensaje expone sus principales miedos: "Pensé que era algo que debía doler mucho y que seguro que habría muchísimos riesgos para el donante". Le bastó con informarse para darse cuenta de que estaba equivocada y dio el paso.

A los 23 años se inscribió en el Registro de Donantes de Médula Ósea (REDMO) y ha sido en este año 2020, tan complicado, cuando ha recibido una noticia. "Una llamada me llenó de ilusión. Era compatible con un paciente y querían saber si estaba dispuesta a seguir adelante", ha escrito a lo que su respuesta fue un mayúsculo "POR SUPUESTO".

A partir de ahí, Adriana ha expuesto en su texto todos los pasos que ha ido dando y a darse cuenta de lo importante que era esto. Tuvo que ir a Ibiza para realizarse las pruebas y comprobar su compatibilidad con el paciente y el recibimiento fue ya emocionante por las palabras que utilizaron: "Enhorabuena porque vas a salvar una vida. Y allí empezaron las lagrimillas. Empecé a ser plenamente consciente del regalo que iba a hacer".

Después llegó el momento de demostrar que sí era efectiva esa compatibilidad y para eso ya contó con el apoyo del REDMO. "Cecilia me acompañó e informó durante el proceso y también me ayudó a preparar todo para trasladarme a Mallorca para la donación" y aquí es donde en su relato, ella habla de una complicación.

La pandemia ralentizó las operaciones a seguir

Sin tener que ver con el procedimiento acostumbrado para las donaciones, la pandemia dificultó todo el proceso. Unas complicaciones que vinieron porque antes de emprender el viaje a Mallorca, Adriana estuvo en contacto con un positivo. "Tuvimos que retrasarlo todo unos días hasta comprobar que no tenía el coronavirus", explica Adriana y tras un par de semanas de aislamiento y 3 PCR negativos, ya no había marcha atrás. "Ya estaba lista para prepararme para la donación".

En su caso la donación fue por aféresis (un tipo de donación en el que se extraen por separado los diferentes componentes de la sangre que se necesitan) y a Adriana le tocó preparar su cuerpo: "Con dos inyecciones diarias durante cinco días. Parece complicado pero fue pan comido", son sus palabras acerca de este procedimiento.

Y, aunque pasó muchos nervios y reconoce que el día de antes le costó dormirse todo salió genial. "No sentí ningún dolor, solo la molestia del pinchazo al poner las vías. El proceso duró unas 4 horas y todo el equipo de enfermeros y médicos fueron muy amables". Fue en esa tesitura, en la camilla cuando se dio de verdad cuenta de que este sencillo gesto iba a convertirse en algo muy grande. "No podía evitar pensar en todo lo bonito que quería transmitir con mis células al paciente. Las preparé con muchísimo cariño y espero que se porten bien" es lo que Adriana ha expresado.

Con esto ha querido compartir su experiencia, resolver dudas porque ella misma reconoce que hasta que no se decidió a informar confundía la médula ósea con la médula espinal y de paso ha agradecido a todo el personal médico y a la Fundación Josep Carreras por haber sido el medio para "hacer magia y regalar vida". Su mensaje está dentro de la campaña 'Juntos en esto' que ha lanzado la Fundación para dejar mensajes de ánimo a los pacientes. "Me parece una iniciativa tan bonita", es lo que ha escrito Adriana y por eso se ha decidido a que la conozcan todos.

¿Cómo se puede uno hacer donante de médula ósea?

La Fundación Josep Carreras lo explica de una manera muy sencilla. Cada año 6.400 personas son diagnosticadas de leucemia en España y para ellos el trasplante de médula ósea es la única esperanza. El problema está cuando los contactos familiares no son compatibles (tres de cada cuatro pacientes no son compatibles) y toca buscar fuera del núcleo familiar.

¿En qué consiste el trasplante? Básicamente en sustituir las células enfermas del paciente por células sanas de un donante. Y la forma de hacerlo es a través de un procedimiento relativamente sencillo. Lo primero que hay que hacer es informarse bien para desterrar miedos y dudas y entender que es un compromiso. Una vez inscrito como donante voluntario de médula ósea estarás a disposición para dar células madre de la sangre a cualquiera que lo necesite. Lo mejor de todo es que esta donación es la única donación que se puede hacer en vida y en la que las células se regeneran al 100%.

Lo siguiente que hay que hacer es inscribirse en los centros de referencia en los que uno también puede informarse para saber al que ir y sus horarios. Allí, normalmente extraerán una muestra de sangre como en el caso de una analítica normal y habrá que rellenar el consentimiento informado. Al cabo de unas semanas es probable que llegue un SMS al móvil o al email confirmando el registro y a partir de ese momento se queda disponible para todas las búsquedas de donante que se inicien desde cualquier registro del mundo.

En caso de resultar compatible se obtendrán las células madre a través del procedimiento de sangre periférica (a través de la administración de cuatro, cinco inyecciones para activar el torrente sanguíneo) o a través de la misma médula ósea (extrayendo sangre medular de las crestas ilíacas mediante unas punciones). Este procedimiento se realiza bajo anestesia general o epidural y requiere ingreso hospitalario de 24 horas.