Desde Tokio con Jerez: o cómo convertirse en el mejor venenciador de Japón, en sólo un año

Masaaki Fukita, el mejor venenciador de Japón.. NIUS
  • Un grupo de venenciadores japoneses visita las bodegas del Marco de Jerez

  • Japón es uno de los mercados más importantes, por su demanda de vinos de gran calidad

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Sanlucar de Barrameda, CádizLo de Massaki Fujita con los vinos de Jerez fue amor a primera vista. También a distancia, porque este joven bartender tokiota, que nunca había viajado a España, ha conseguido convertirse en el mejor venenciador, sí, leen bien, venenciador, de Japón. Masaaki sólo lleva un año en el oficio, pero parece que ha hecho honor a su nombre que, en japonés viene a significar algo así como verdadera brillantez.

"Hace cuatro años, en un bar de Tokio, probé por primera vez los vinos de Jerez", cuenta Masaaki, a través de su traductora, junto a una bota de amontillado, su vino favorito. "Me interesaron mucho. Hace un año, empecé a venenciar, y a la vez a estudiar mucho los vinos de Jerez, que sigo estudiando".

"Hace cuatro años, en un bar de Tokio, probé por primera vez los vinos de Jerez"

Su traductora es Yoshiko Akei. Lleva casi dos décadas promoviendo el arte de la venencia en su país. "Al principio invitábamos a venenciadores jerezanos", revela. "Ahora ya tenemos venenciadores que han aprendido de ellos. Tenemos ya casi 200. Con su ayuda intentamos promocionar el vino de Jerez".

Con precisión japonesa, ella y el grupo de venenciadores japoneses, encabezados por su campeón Masaaki, llegan a Sanlucar de Barrameda. Con disciplina también japonesa, siguen en fila a su anfitrión, camino de la bodega Jurado Cuevas. Su destino, algunas de las mejores manzanillas y amontillados del Marco.

"Japón es un mercado que pide calidad, un mercado que tiene una rentabilidad muy alta, ya que ellos lo que buscan es la mayor cálidad"

"Japón es uno de nuestros mercados más importantes", cuenta Carlos Narbona, responsable del mercado asiático de la bodega. "Japón es un mercado que pide calidad, un mercado que tiene una rentabilidad muy alta, ya que ellos lo que buscan es la mayor cálidad".

Un mercado del que estos venenciadores de ojos rasgados son la verdadera avanzadilla. Lo que no tienen de jerezanos, lo suplen con su interés por los vinos de Jerez.

"Si eres japonés claro que te puedes convertir en un gran venenciador en un año", dice, sonriendo, Carlos Narbona. "Son fanáticos de todo lo que les gusta, y son gente que practica y practica, y siguen practicando hasta que la técnica les sale perfecta".

"El japonés se interesa mucho por el vino", reconoce José Espinar, capataz de la bodega, mientras venencia para ellos unas copas de manzanilla. "Lo que aprenden lo aprenden a fondo, no por encima. Hay que explicarles las cosas muy bien, y no engañarlos, porque te cogen el engaño en seguida".

Lo dice, mientras Masaaki y sus compañeros se fotografían junto a las botas con las que sueñan cuando están a más de once mil kilómetros de distancia. Hoy las tienen al alcance de la mano. La pregunta es inevitable. ¿qué es lo más complicado a la hora de venenciar? "Echar todo el liquido en la copa", responde Masaaki, con una gran carcajada.